▶4

231 38 10
                                    

Emilio

— Si claro, ¿cuando llegó por él?

— Hoy a medianoche, por favor... — Mi voz salía muy leve, pero no quería llorar — Está en mucho peligro aquí mientras yo no estoy, hoy Gustavo quiso entrar a su habitación, por suerte llegué a tiempo y lo pude salvar.

— Tranquilo, Mailo... Yo llego por él.

— Gracias, gracias, gracias...

— No es nada, tu avisame a que hora exactamente y yo salgo para allá.

— Sí, si... Gracias

— Te quiero, Emilio...

Colgó

Solloce y abracé más a mi hermano besando su cabeza

— Te amo, Leo... Ya estarás bien...

— ¿Tale mien? — Voltee a verlo — ¿Onde?

— Manito... Hoy vas a ir a la casa de Andrés ¿Te acuerdas de él?

Asintió — Es muy tistoso

— Sí — le Sonreí — Entonces vas a irte con él por un tiempo, Leo...

— ¿Po que?

— Porque aquí no estás a salvo, Enano... No quiero perderte a ti también...

— ¿Pedeme? Manote... No

— Yo se que no, pero no quiero arriesgarme, arriesgarte en realidad... Así que cuando nuestro padre salga, vamos a tu cuarto y juntamos tu ropa y tus juguetes, ¿va? — asintió

12.15am

Andrés ▫️

Voy para allá

Hoy 12.15am

— Ven, manito... No hagas ruido, ¿okey? — asintió y empezó a caminar de puntitas.

Bajamos las escaleras en silencio, yo tenía sus dos mochilas en los hombros y abrí con cuidado la puerta. Y salimos, me puse en cuclillas y le puse un suéter y un gorro por el frío.

— Quiero que le hagas caso a la señora Carolina y a Andrés en todo, ¿Si? Si quieres ir al parque, le avisas a alguno de ellos, o si te da hambre... Como haces conmigo, ¿está bien? — asintió

— ¿Tu, Manote?

— Yo me voy a quedar aquí un tiempo más, quiero conseguir un lugar para vivir contigo...

— ¿Tu y yo? — Asentí

— Tu y yo, manito...

Vi el auto de Andrés aparcar enfrente y abracé a Leo con todas mis fuerzas, sin lastimarlo.

— Te amo, te amo, te amo, Leo...

— Tamien te amo, Mailo... Muto, muto...

— Te iré a visitar todos los días, y te voy a llevar esos pastelitos de canela que tanto te gustan, ¿okey?

— Okey — Bese su cabeza y su mejilla.

Andrés bajó de su auto y camino hacia donde nosotros y yo me puse de pie.

— Mailo — saludo con una sonrisa

— Hola, Andrés — Sonreí

— ¡Andes! — mi hermanito lo abrazó de las piernas

— Hola, Leo — le sonrió — ¿Estás listo?

Mi hermanito se encogió de hombros — Ta vez — Me Volteo a ver — ¿Toy lito?

Cortes | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora