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Emilio

— ¡Emi! — gritó con susto al verme — ¡Ay por Dios, vente! — Me ayudó a llegar al baño y al estar dentro me abrazó — ¡¿Qué pasó?!

— Gustavo se dejó llevar por rumores

— ¿Sobre...?

Sonreí ante su tono

— Sobre que me habían visto agarrandome a becerros con un chavo en un callejón a las 9 de la mañana ayer — Créeme, créeme, créeme

— ¿En serio? — dijo sorprendido y Asentí

— Obviamente eso era imposible, porque a esa hora yo estaba aquí, agarrandote a becerros a ti

— Mm... — Murmuró y se hundió en mi cuello, supe que estaba sonrojado

Cuando él se asustó al verme fue porque tengo la nariz básicamente reventada, el pómulo morado, el labio partido y la ceja abierta

Y la verdad es que Gustavo no me pegó por ese rumor, ese rumor ni siquiera existe.

Me pegó porque un maldita vecina le dijo que me escuchó gritando el día que Joaquín y yo nos besamos por primera vez. Me escuchó gritar que Joaquín me ama y le dijo a él.

¿Y qué?

¿Acaso no escucha mis gritos por cada golpe que Gustavo me da?

Ah, pero si escucha cuando sabe que es algo que no me conviene.

Esa señora está enferma, está "Buscando venganza" porque cuando yo era pequeño, por accidente le rompí 3 macetas de plantas con mi pelota de fútbol y como disque eran sus favoritas...

Espero que haya disfrutado su pago, señora

— Emi... Voy a curarte, ¿okey?

— Okey, chulo... Estoy en tus manos

Se levantó de mi cuello con una sonrisa.

— Siéntate en los lavabos que sino no llego — me reí

Me senté ahí, donde mi chulo me pidió y lo vi sacando algodón, alcohol y el polvo compacto.

Limpió mi nariz primero, la traía con sangre, luego subió a mi frente, con mi ceja y la desinfecto. Bajó a mi labio y lo limpió con cuidado, luego tiró los algodones que uso y abrió el polvito. Manchó un poco la esponjita, la pasó con cuidado en mi pómulo hasta cubrirlo todo.

— No puedo echarte en la ceja porque es herida abierta y te puede hacer daño... — susurro

— Tranquilo, chulo, con esto es más que suficiente

— ¿Seguro? ¿No quieres una curita o... O mas alcohol?

Negué — Estoy bien, precioso

— Si, estas bien precioso — me sonroje levemente y le Sonreí

— Gracias por curarme, bonito...

Tomé sus mejillas y me acerqué a su rostro, besé su nariz, sus mejillas, su frente y por último sus labios, un beso largo y suave donde nuestras lenguas se rozaban levemente y mantenían una pequeña guerra

Al momento de separarnos dejé un corto beso en sus labios, y él me dio otro y yo otro hasta que...

— ¡Joaquín! — Mi bonito pegó un respingo

— ¿Qué... Onda, Diego? — preguntó

— '¿Qué onda?' Nada ¿que pedo? parece que metiste la boca en un vaso y succionaste el aire

Cortes | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora