𝐄𝐋 𝐒𝐎𝐍𝐈𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀𝐒 risas sofocadas detrás de ella era inconfundible. Emily intentó concentrarse en las palabras que la profesora de historia escribía en la pizarra, pero las risitas y los susurros de las dos chicas sentadas detrás suyo la mantenían en constante alerta. Sabía que estaban hablando de ella; lo sentía en cada mirada que intercambiaban y en la forma en que se inclinaban hacia adelante, como si estuvieran compartiendo un secreto.
-Mira cómo se viste -susurró una de las chicas, su tono impregnado de desdén- Parece que se quedó atrapada en otra década.
-Qué ridícula.
Emily apretó los dientes, resistiendo el impulso de girarse y defenderse. Su madre siempre le había enseñado que ignorar a la gente que intentaba herirla era la mejor opción, pero en ese momento, cada palabra de las chicas la hacía sentir más pequeña.
-¿Te diste cuenta de que siempre está sola? -murmuró la otra chica- No es de extrañar, con esa actitud rara.
-Aunque a veces anda con esos raros que tiene de amigos -comentó una de las chicas con desdén.
-Claro, ¿qué más se puede esperar? Los raros siempre se juntan entre ellos -añadió la otra, antes de que ambas comenzaran a reírse.
El estómago de Emily se revolvió, y la sensación de aislamiento se hizo más fuerte. Desde que había llegado a la nueva escuela, todo había sido un desafío. Al principio, pensó que lo difícil sería adaptarse a las clases y conocer gente nueva, pero lo que no había anticipado era la crueldad con la que algunas personas la tratarían.
El timbre finalmente sonó, y Emily recogió sus cosas rápidamente, deseando escapar de la clase antes de que las chicas tuvieran la oportunidad de decir algo más. Mientras caminaba por el pasillo hacia su siguiente clase, se preguntó si debía contarle a alguien lo que estaba pasando.
Coop. Solo pensar en él le daba un poco de alivio. Sabía que él sería comprensivo y que podría confiar en él. Decidida, decidió buscarlo en el receso. Necesitaba desahogarse, y sabía que Coop estaría ahí para escucharla.
Al llegar el receso, Emily encontró a Coop en su lugar habitual, cerca de los casilleros. Estaba hablando con un grupo de amigos, pero al verla, se despidió rápidamente y se acercó a ella con una sonrisa.
-¡Hey, Emily! ¿Cómo estás? -preguntó, notando de inmediato que algo no estaba bien- ¿Qué pasa?
Emily tragó saliva y lo miró, dudando por un momento. Sin embargo, la expresión de preocupación en el rostro de Coop la convenció de que podía confiar en él.
