𝐄𝐋 𝐒𝐎𝐋 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍̃𝐀𝐍𝐀 iluminaba suavemente el pasillo de la secundaria, llenándolo de un aire de promesa y nerviosismo. Emily ya se había adaptado en su nueva escuela y, aunque había pasado solo unos par de meses desde su primer encuentro con Coop y su hermana Cami, algo había cambiado en ella. La sensación de haber encontrado un lugar donde encajaba y el descubrimiento de nuevos amigos le daban una calidez que no había experimentado en mucho tiempo.
Ese día en particular, mientras Emily estaba en su clase de historia, no podía evitar pensar en la breve pero significativa conversación que había tenido con Coop durante el recreo. Sus palabras, sus gestos, su sonrisa… todo parecía resonar en su mente de manera insistente. La clase avanzaba, pero sus pensamientos se mantenían atrapados en la imagen de Coop.
Coop, por su parte, también luchaba con sus sentimientos. Mientras tomaba apuntes de la clase de historia, se sorprendía a sí mismo distraído, mirando hacia la dirección de Emily. No era sólo que disfrutaba de su compañía; algo más profundo se había formado en su corazón. La amistad que había comenzado tan naturalmente ahora se veía empañada por un nuevo e incómodo sentimiento: el amor. La idea de confesarle sus sentimientos a Emily lo aterrorizaba, temiendo que tal revelación pudiera dañar la buena relación que tenían.
La campana sonó, indicando el final de la clase. Emily y Coop se cruzaron en el pasillo, sus miradas se encontraron y ambos sintieron un pequeño vuelco en el estómago. Emily intentó concentrarse en lo que debía hacer, pero sus pensamientos estaban dispersos, centrados en Coop y en la forma en que su mirada se había mantenido fija en ella.
Mientras tanto, Emily se dirigió a la siguiente clase, historia, donde se encontró con Connor, el pelirrojo popular que se había convertido en uno de sus mejores amigos desde el primer día. Connor siempre se sentaba a su lado en clase, y desde aquella primera vez, no se había sentado con nadie más. La amistad entre ellos había florecido rápidamente, y Emily valoraba su lealtad y su compañía. Sin embargo, esta proximidad no era bien recibida por Sophie, una de las chicas que solía molestar a Emily. Desde el principio, Sophie había mirado a Emily con desdén, y ahora su desagrado se intensificaba al ver que Connor, quien solía ser el centro de atención, pasaba tanto tiempo con ella.
—¿Cómo va el día?—preguntó Connor, sentándose junto a Emily con una sonrisa.
—Un poco abrumador, pero bien—respondió Emily, intentando mantener la conversación ligera mientras sus pensamientos seguían atormentándola.
—Bueno, al menos ahora estamos en la misma clase. Eso siempre ayuda—dijo Connor, mirando a Emily con una expresión amigable—Oye, ¿quieres estudiar juntos para el examen de historia?
