»Sombras de un Demonio»

Capítulo VII

Thiago Steve..."más sabe el Diablo por viejo que por Diablo"...

¡El viejo Jorge Steve!-con un deje en mi voz, dije dejando caer el teléfono que sostenía con la mano derecha, mientras que con la izquierda apagó un cabo de un excelente Cohíba lancero.

- ¿Vanessa te llamó verdad?-preguntó sin mirarme, sin embargo acarició a mi cachorro que de curioso invadió el lugar como si le fuera conocido. -No quiero migajas, el tiempo que me queda, quiero vivirlo en paz...si eso significa que debo irme con la cruz que cargo de que mi único hijo me culpe de algo que yo no busqué...lo haré.

-Papá-mascullé...nuestros ojos se congelaron. La hipótesis de un alma vacía no iba con el momento. La culpa y el tiempo me llevaron a ese barranco que jamás pensé temer; pero sentir que mi padre, mi sangre, podría llenar el hueco de un sepulcro en lo más oscuro de la noche...me hace dar de cuenta que soy un ser literalmente...egoísta.

No niego que conocer a Mía tiene que ver con sentimientos inexplicables.

- ¡Si viniste a tratar de culparme una vez más por mi relación con Vanessa te puedes ir a la puta mierda!-Insistió en el kit de la barrera que nos separa...

-Papá, vengo a pedir disculpa...he sido de lo peor contigo y tú...vale ¡Joder! Qué difícil es...

Apoyado en el marco de la puerta, con los puños cerrándose como reflejo con sabor a miedo, gruñó...un nudo en la garganta se me atraviesa, a pesar de saber que he sido necio, él no estuvo siempre...me abandonó cuando más lo necesité.

-Thiago...no entiendo... ¿disculpa, por qué? Tiempo atrás me enterraste vivo...

-Vanessa me llamó...en un principio no le creía nada. Hace un rato pasé por casa y vi con mis propios ojos los resultados de los exámenes...y ella, me hizo aterrizar en tierra.

- ¿Por qué no entras y compartimos el café que traes, a la vez que ahogamos en cada sorbo el rencor que nos alejó por mucho tiempo?

Entré y coloqué en la mesita llena de hojas manchadas de tinta, el diminuto termo color rosado fusha, decorado con pequeños corazones blancos. Por suerte el camino es relativamente cerca para darme el lujo de pasearme con él y Balto.

-Papá, deberías ir ésta noche al California. Hay una chica que prepara unos café adictivos...

-Thiago, no estoy seguro de poder ir...hay algo que tengo que contarte...

-Puedes ir con Vanessa, te juro que respetaré de hoy en adelante la relación de ustedes. ¡¡Ahhhh!! No seas tan necio...ya sé que he sido un cabrón sin remedio...pero os quiero muchísimo a los dos...

-Thiago, eres mi único retoño...yo no he sido un padre ejemplar...eso lo tengo claro...tu madre se llevó consigo mi alma. A penas empezábamos a recoger el fruto de tanto esfuerzo y un maldito capullo no las arrancó para siempre...

Mi padre golpeó la mesa con su puño perfecto, sin embargo, ya estaba seco por dentro y yo...fui un puto egoísta al culparle del camino que elegí...abro el termo y le sirvo en la tapa con forma de taza minimalista.

-Papá-me apresuré a decir antes de que continuara hablando. Vanessa y yo tenemos una teoría diferente a los resultados de tus análisis...mientras que me preparó un café, conversamos mucho...me contó porque se fue por un año a París, y desde entonces, los recuerdos de verte ebrio no cesan en mi cabeza ¡Ella concuerda conmigo, de que tu hígado está sufriendo las consecuencias de mis caprichos!

-Es que tal vez tu madre ya quiere que me reúna con ella, ¿no crees?

-No lo repita una vez más, ¡Joder! ¡No te das cuenta que eres lo único que tengo en la vida!