Capítulo IV

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Mía Galti… “Es un volcán en erupción, has traspasado el sexo típico de las grandes sociedades”…

El ardor cada vez es más agudo. Verle la espuma correr por la tinta es literalmente excitante. Mis manos traviesas se suman a la pasión que no conoce el pudor. Mis pezones se vuelven duros como las rocas del mar Mediterráneo, tiro de ellos y una corriente de fuego hipnotiza su mirada.

— ¿Miedo o sorpresa? —susurré. Introdujo un dedo travieso en mi boca al ver que juego con mis senos.

— ¿Sueles responder una pregunta con otra? —Cuestionó.

—Niego con la cabeza  —respiro profundo.  Con la mano que le queda libre recorre mis senos por encima de la ropa ahogada en sudor. —No sé a qué atenerme contigo...eres un perfecto desconocido.

Introduce otro dedo. Juegan con mi lengua hasta que mis dientes ponen fin a su movimiento siniestro. Se le escapa un gemido lleno de placer con los ojos cerrados.

— ¡Mía! —jadeó.

Thiago me ofrece su mano con una mirada intensa. Por un momento sentí miedo… ¡Sí! El roce de su piel gesta en mí…un sentimiento extraño.

— ¿Sí? —me resisto a su buena voluntad.

— ¿Intentas provocarme? — dice mordiendo su labio inferior. Sus ojos vuelven a estar bien abiertos, acechando a la presa con paciencia.

— ¡No entiendo por qué me estás torturando, joder!

Mis palabras son como unos zumbidos, en medio de la habitación oscura.

Detiene la tortura. Saca los dedos de mi boca encharcados por mí.

—Ummm, sabes tan bien Mía…llevándose mi ADN a su boca, dijo.

— ¡Thiago por favor! —te necesito dentro de mi…mi cuerpo se arquea a modo de súplica.

Recorrió todo mi vientre con los mismo dedos que portan mi ADN; es como echarle leña a un fuego en pleno apogeo. Él solo me vacila, parece tener un control absoluto de su cuerpo perfecto.

Miro el bulto que se asoma de curioso. Saboreo mis labios con mi lengua ansiosa por succionar hasta la última gota de su puto orgasmo.

Me agarra de la cintura. Somos dos imanes conspirando contra la ley de gravedad. Busco su boca ansiosa para descargar la furia de mi vientre tenso.


Desobedezco al huir de su cuerpo.

— ¡Quiero hacerte mía, ahora!  —exclamé a la vez que tiro de mi cabello para tener mi cuello a su merced.

— ¡Sorpréndeme!

Sin mediar palabra me arrodillo ante él. Miro hacia mi lado que está la cerveza, la tomo y bebo un buen trago en el que ahogo la vergüenza. Tiro de su bóxer y libero su miembro generoso. No pierdo tiempo para nada, vuelvo a tomar otro trago de cerveza. Envuelvo su miembro con mi boca hasta que llega al fondo de mi garganta. Casi pierdo el aire, pero una gota amarga de él me hace volver en mí. Sé que está disfrutando con los ojos cerrados, no sabía cuánto se disfruta de este placer hasta que lo conocí.

—Joder Mía, si vuelves a repetir eso una vez más, no llegaré muy lejos…

Sonrío y como mi intención es tenerle el orgasmo en punta, juego sucio hasta que al fin lo hago estallar chocando con una una tonificada en corriente, vuelvo a repetir la misma acción, pero ésta vez…es diferente. Empiezo acariciar sus muslos.

»Sombras de un Demonio»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora