Capítulo X

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Thiago Steve…

Ver a Mía en mi bañera, es la obra de teatro más sensual que mis ojos han podido ver. El agua acaricia su piel extremadamente sexy. ¡La quiero!  De eso no me cabe duda alguna.

Una llamada entra a la vez que la música deja de sonar de fondo.
Joder, es Andrea.
— ¿Para qué me llamas?
—Es hora de abrir el California, no hay rastros de ti por acá, ¿dónde estás?
—Estoy en mi apartamento. En unos treinta minutos estoy allí.
—Vale, tengo un invitado especial hoy, si no me jodes la noche no le cuento nada a Mía del atentado de esta tarde ¿Entendiste?
Contengo la respiración por unos segundos, trato de frenar mi carácter de mierda para que Mía no hulla de mi realidad.
— ¡Andrea Ruffo! Deja de tocarme las pelotas. Como el hijueput@ que le partí la madre, hace un par de horas se haga el lindo, va a conocer lo peor de mis demonios. ¡Tú me conoces, no hagan que mis sombras se desaten!
Sin dar chance a que salga en defensa de su nueva presa, estrello contra el piso el puto teléfono.
Voy hasta el baño con la esperanza de que ella siga bajo la ducha… pero es tarde, Mía se envolvía en una toalla delicadamente. Su pelo en forma de cebolla en el centro de la cabeza, la hacía lucir como una Top-Model, robándole suspiros al lente de una cámara.
— ¡Thiago! ¿Llevas tiempo ahí?
—El suficiente como para saber… —hago un mohín con mis labios —eres todo lo que necesito en mi vida.
Sus labios son tan cálidos, que surten efecto al rozar mi piel sudada. La toalla cae en sus pies accidentalmente…su risa inocente la ahogo en un giro de 360 grados. Ahora la tengo prisionera entre los cristales de la bañera y mi cuerpo, como nuestro primer encuentro.
Hubo caricias efímeras hasta que la embestí salvajemente. Entre jadeos y placer nos perdimos en un orgasmo devastador.
—Mía ¡no dejas de sorprenderme!
—Jamás imaginé que pudiera tener sexo intenso y llegar a explotar en más de un orgasmo...
—No te avergüences nena—respiro hondo; con mi lengua invado en su boca y es, definitivamente…mi lugar preferido.
La música vuelve a detenerse…es ella nuevamente. Sin embargo, el beso lo intensifico para que pasara por desapercibido. No obstante, Mía lo hizo...
—¿Porqué no respondes el teléfono? —dijo mirándome directo a los ojos.
— ¿Por qué tienes que hacer tantas preguntas? —respondí al sentarla en la pequeña meseta.
— ¿Que somos tú y yo? —pregunté al entrar a la bañera y abrir la ducha para invadir sus querellas.
—Dos almas literalmente desconocidas que se pierden en el placer de la lujuria —sin titubear respondió.
Se bajó de allí y entró a restregarme la espalda. Sus manos calman la ansiedad de todo lo que estaba atravesando. Me perdí cuando me tocó devolver el gesto. Su cuerpo es como la seda más sofisticada. Ella y yo, disfrutamos del momento.
Mientras nos vestimos, rompe con el silencio.
—Thiago, ¿Y Balto? No me digas que lo dejaste a mitad de camino…
Un par de lagrimillas rozan sus mejillas ¿es imposible no adorarla?
—Mía, que yo sea un cabrón, no te da derecho que me difames ¿sí? Balto se quedó ingresado en la clínica de mi papá.
—Lo siento… no debí decirte eso, es que…pensé que iba a estar aquí.
Me acerco y le propino una buena nalgada. Ella se tensa y busca la puerta de salida.
—Mía, ¡vamos directo al California! Estamos retrasados ya —grité para que me escuchara, me da por loco y sigue su camino.
Atravesé el garaje y monté la Ducati. Al salir, Mía está encima de una Indiana, se ve extremadamente sexy y realmente no lo podía creer...
— ¡En boca cerrada no entran moscas! —dijo ella entre risas al ver mi mandíbula casi desprenderse.
Yo...tuve que hacer aullar mi alma para no demostrar que ella, con su estilo de mujer empoderada... escribe mi mejor canción.
El rugido de los motores fluía pura adrenalina entre los dos. Ella sacó ventaja, creo que no es una piloto aficionada… la llave que le vi colgando de la mano en la mañana, iba más allá de mis sospechas.
En tiempo cero ya estamos estacionando las motocicletas frente al Café.
— ¡La noche promete! —afirma Mía al entrar con aire de una reina regente para enfrentar a Andrea.
Yo la sigo con una risa que no puedo contener. El California deslumbra por primera vez en manos de Andrea y sé, que ella trama algo espeluznante.
—Llegaron los anfitriones de la noche, pasen y siéntase cómodos. —Masculló con sarcasmo la hijeputa del circo.
Mía fue hasta la pequeña barra y preparó brandy para todos. Subo para el escenario y ariscamente cojo Andrea por el brazo.
— ¡Thiago! ¡Suéltame, me haces daño!
—Te dije que no te metas con Mía, para la próxima no voy a tener contemplaciones ¡ok!
Su mirada es desafiante, pero miente cínicamente…
—Thiago, tú ya no me importas. Tengo entre mis caninos a una presa mejor que tú. No eres el centro del universo, ubícate que en cualquier momento aparece.
Dicho esto veo a su presa acercándose a nosotros.
—  ¿En serio? ¿El tío de la tarde es tú invitado especial de la noche?
— ¡Espero que te comportes a la altura, vale!
— ¿Todo bien con ustedes dos? —preguntó la presa de Andrea a la vez que me extendió la mano.
Los ojos de Mía se cruzan con la escena y al fin termino por estrechársela para no levantar sospechas.
Vanessa y mi padre robaron nuestra atención al entrar al California. Ella luce un vestido negro corte princesa que roza el piso, lleva una coleta a la altura de la mollera y deslumbra con sus accesorios de oro. Mi padre lleva un traje informal, negro a juego con su esposa y lucen muy guapos.
—Vane, papá…vinieron. No lo puedo creer.
Voy a saludarles y mi padre me abraza como aquella tarde en que mi madre murió. A Vanessa la hago girar y ella suelta una risa única.
— ¿Mía Galti, no? —dándole un beso en cada mejilla me preguntó Vanessa.
—Eso creo ¿usted es?
—Soy la madrina de Thiago, mucho gusto cariño. Eres más guapa de lo que imaginé.
Sus miradas estallaron siendo cómplices de una futura relación familiar.
— ¿Qué me he perdido yo? —dijo mi padre con un toque de celo en su voz.
—Sr. y Sra. Steve que gustos volverles a ver. —Masculló Andrea interponiéndose entre Mía y ellos dos.
Vanessa apretó la mano de mi padre para que no saliera con una mala contesta. Desde el accidente por culpa de Andrea y las drogas que consumíamos, no la podían ni ver.
—El gusto es nuestro cariño, espero que la noche sea especial –dijo Vanessa con su sonrisa perfecta.
—Papá, ella es Mía Galti. Nos estamos conociendo.
—Es un placer conocerte Mía. Espero que sea el comienzo de una historia real.
—Gracias Sr Steve. Me hace feliz ver como comparte el sueño de su hijo. Por cierto, Thiago me ha dicho que Balto se quedó ingresado en su clínica, pero no tuvimos chance de hablar del tema ¿qué tiene mi pequeñín?
Yo subo con Andrea para afinar la mini banda y mi guitarra. Su invitado especial no me quitaba los ojos de encima, el pobre no sabía dónde estaba pisando.
Mía acompaña a Vanessa y a mi padre hasta una mesa VIP y va en busca de los Brandy para todos.
Cuándo llega hasta el invitado de Andrea, le deja el café y camina hasta mí. Coloca la bandeja en el pequeño escenario y sube de un salto. Nos das los elixir y la arrastro a mi boca...ella muere de la pena pero la víbora muere de envidia.
—Thiago ¿mañana pasamos a ver a nuestro cachorro, sí?
—Si, vamos a penas que nos levantemos.
—Thiago tenemos que hablar...mañana comienzo...
Los espectadores comenzaron a llegar y Mía no pudo terminar la frase. Ella bajó para recibirlos y empezar a tomar los pedidos. Esta noche promete y la presa de Andrea le clava la vista a mi chica.
Andrea nos sorprende cuando empieza a tocar en vísperas de la apertura.
El chico de la Ducati se levantó y fue en dirección al baño. Voy en busca de un wisky a la roca y lo espero en la salida del servicio del Café.
—¿Intentas pisar zona de peligro por casualidad?
—¿Lo dices por Andrea Ruffo?
—No...lo único que me une a Andrea es el California, de ahí en fuera me vale madre lo que ella haga.
—Entonces ¿pretendes amenazarme?
—La chica que te llevó el café a la mesa y luego le clavaste la vista como si fuera la presa que devorarías esta noche... ¡estas pisando zona de peligro y no te das cuenta pedazo de cabrón!
—Tu familia y tus espectadores te están esperando, si realmente quieres sentirte hombrecito nos vemos en la pista ¡Mocoso!
Bebo completo el trago y estallo el vaso frente a sus narices, un vidrio salto y cortó su nariz. La sangre corrió y el muy hijueput@ llevo su mano hasta la sangre limpiándola con dos de sus dedos y luego se los llevó a su boca y saboreó aquella sangre como si fuera el trago que yo acababa de beber.
— ¡Demetrius! Como no me di cuenta antes.
—El mismo que te va a destronar…juega limpio ya que Mía Galti detesta las mentiras ¿por qué crees que se fue de casa de sus padres?
—Con Mía no te metas, ella me pertenece y si intentas nada más acercarte, ahí no te voy a partir la madre sino la vida ¡Entendiste cabrón!
— ¡Thiago! Suelta a ese chico —es la voz de Vanessa, pero le hago caso omiso.
— ¡Thiago! Está morado ¡suéltalo ahora! —ya su voz es una súplica.
Yo estoy tan cegado por la ira que no sé en qué momento lo agarré por el cuello...sino es por Vanessa no se que hubiese pasado.
—¡Me las pagarás Steve! —con una voz muy ronca lanzó una amenaza sobre mis hombros y salió a toda prisa para el salón.
—Pensé que el saco de boxeo te ayudaba a combatir la cólera —dijo Vanessa levantándome la cabeza por el barbijo.
—Hace mucho que no actúo así ¡te lo juro por mi madre!
—¿Quieres perder a Mía, aún sin tener una historia real?
—Vane, el conoce el pasado de Mía. Habla de ella como si la conociera desde que era una niña. El la quiere para él...
—Que dices Thiago, él es el invitado de Andrea; ella misma se sentó en la mesa de nosotros y charlamos un rato. Intenta empezar una vida nueva, sabe que contigo no tiene oportunidad. Nos habló de sus niñas, dice que están bien, que el padre de las nenas le sacó boleto para que pasen navidad juntas. ¡Ahhh! y que al fin después de tanto años, encontró a su papá.
—Andrea no es una mala mujer, tiene un camino por delante y ojalá todo esto no sea un rollo como de costumbre.
—Lo que tu digas, ahora vamos que están esperando por ti para empezar el show.
Tener a Vanessa en mi vida es toda una bendición, sé que mi madre desde donde quiera que esté, está feliz de que haya hecho las paces con ella y con mi padre.
Con veinte años tengo claro que la música es mi vida. Cada vez que subo al escenario es como sentirme una serpiente mudando de piel.
“…esta noche es muy especial para mí. Llevo dos años cantando en el California y nunca había tenido la oportunidad de reunir a los átomos que componen mi cuerpo en una noche única…” A ustedes, mis espectadores, les agradezco la oportunidad que nos dan cada noche, por eso hoy voy a romper con mi rutina y complaceré peticiones.
Me acerco a Andrea y le comento la dinámica que tengo pensada para la noche…ella sonríe y susurra.
—me encanta, vamos a sonar duro.
—“Lady and Gentlemen” cuando apenas era un crío escuché a uno de mis héroes preferidos decir que “somos lo que soñamos” y desde entonces luché por el destino de mierda que me labré… “Amiga mía” en honor a Vanessa Steve…
La canción levantó a todos. Mía repartía café brandy como una hormiga sin poder parar. Pero esta canción la tomó por sorpresa cuando Vanessa la tomo por la mano y se la apretó mientras las dos cantaban al compás de mi guitarra y sus lágrimas alimentar un fuego infinito. Hago una pausa y las dos cantan a coro mi verso preferido de la canción…

»Sombras de un Demonio»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora