Me acuesto, me acomodo y cierro los ojos, pero no puedo dormir, me volteo y miro el techo pensando y pensando en que hacer.
Me siento bien pero a la vez mal, no estoy feliz con lo que tengo y con lo que soy, me volteo y trato de mirar con la poca luz que tengo, aquella pared que me define y que es parte de mí.
"Aquí dentro siempre llueve"
Una frase que odio y a la vez aprecio, pues es una realidad.
Me siento y veo la hora que es; caigo en un pequeño abismo de preocupaciones, decepciones y un bajón de autoestima.
Aquí vamos otra vez...
La noche es mi refugio pero también mi pequeño dolor, evita que piense en mis cosas y pueda disfrutar en mi gran burbuja de soledad, para no tener que mojarme en aquel paraguas inservible.
La lluvia cae por fin.