Harry y Louis son residentes en el Hospital Saint Thomas de Londres.
Harry es residente de Neurología y Louis es residente de Cirugía pediátrica.
No tienen nada en común más allá de su amor por la medicina y su pasión por salvar vidas.
O eso es l...
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Harry PDV
Hay algo increíblemente maravilloso en despertar junto a Chester, por ejemplo el calor que emana su cuerpo, la forma en la que me abraza por la cintura o como sus musculosos brazos me sostienen cerca. Pero hay algo que puede ser incluso un poquito mejor que eso y a tener a Chester entre mis piernas, despertándome con una mamada.
Mis ojos se abren con rapidez, cuando el placer que creí estar sintiendo en mis sueños ha sido transportado a la vida real. Mis manos buscan con rapidez algo de lo cual sostenerse debido a la increíble sensación que provoca la húmeda y tibia boca de mi novio, una de mis manos encuentra un trozo de sábana suelta y se aferra a ella con fuerza, mientras que mi mano libre inconscientemente busca el cabello de Chester, posicionándose allí, con determinación.
—Uhm...—murmuro, con la garganta seca y sin voz. Esto es algo que siempre me pasa cuando despierto excitado, realmente no puedo hallar mi voz, al menos al principio—mierda
Chillo agudo cuando la lengua de Chester hace su magia, mis extremidades comienzan a tensarse y los dedos de mis pies se encogen de vez en cuando, preparándose para la explosión inminente.
Los dedos de mi mano se enredan en el cabello de Chester mientras gimo sin delicadeza, dejándole entrever lo mucho que me está gustando lo que está haciendo conmigo. Pero es demasiado pronto o al menos lo siento así, porque pronto mis testículos están pesados y hay una corriente eléctrica recorriéndome completamente, los dedos de mis pies se encogen con fuerza y sin aviso me dejo ir. Me corro con fuerza en la boca de mi novio, soltando un grito desgarrador y quedando totalmente sin fuerza sobre la cama, como una masa derretida.
Chester deja ir mi flácido miembro de su boca y besa cada pequeño lugar de mi cuerpo a medida que hace su camino hacia mi boca, cuando está frente a mí, me sonríe, con esa bella y sensual sonrisa que me cautivó desde el día en que nos conocimos. Se inclina y me besa duramente, haciendo que sienta mi propio sabor en su lengua.
—Esta sí que es una buena forma de comenzar el día—digo, soltando una risa ronca, mientras los besos de Chester van hacia mi cuello, siendo lentos y sutiles.
—Amo complacerte y lo sabes—contesta Chester, saliendo del hueco de mi cuello y sonriéndome. Besa mi frente con cariño y acaricia mi cabello.
Me le quedo viendo por un momento, la forma de su rostro, el color de sus ojos, la hermosa sonrisa que siempre me regala y todo él. A veces pienso que la diferencia de once años que tenemos es casi inexistente y puede deberse a que me siento casi un alma vieja y Chester es demasiado joven en espíritu, además, las horas que ocupa en el gimnasio y su genética le aportan muchísimo a verse de tal manera.