La Paz, 18 de junio del 2019
"Joderse es ley", un refrán muy viejo que se aplica perfectamente a la realidad. Bohemian Rhapsody, Queen: "mamá, acabo de matar a un hombre". Sacreblue, si yo hubiera sido Fredy Mercury en realidad habría matado a uno.
He notado que a la gente le gusta mordisquear la dignidad del otro, como si se tratara de una goma de mascar que se puede escupir cuando se le antoje. Se quejan, zurran, braman como putas en celo, se regodean en una muy ambigua superioridad moral, desprecian al que no concuerde con su visión de lo que debería ser la vida y, finalmente, lo cancelan, lo silencian, lo censuran y mueven internet entero para dejar claro que el ciudadano X es un ser despreciable por pensar diferente. Todos somos progres, feminazis, machistas, socialistas, populistas, fascistas, neo-liberales, extremistas, racistas, anarquistas, moralistas, depravados, abusivos, egomaníacos, histéricos; carajo, mierda. Es absolutamente desquiciante vivir así, es una perra pesadilla foucaultiana, un "gran hermano" de proporciones planetarias. ¿No se cansará la gente de vivir en una trinchera hecha de egos? Desde luego, siempre hemos visto la paja en el ojo ajeno, predispuestos a tener una opinión peyorativa de la otredad; pero, ¿y ahora qué?
Qué hacer cuando eres despreciado y luego tu agresor pretende hacer de cuenta que no pasó nada. Qué hacer con la dignidad metida bajo las patas, con el miedo que te oprime. Qué hacer con ese cactus al que estás abrazando, si al final ese pepino pinchudo es el único que te ama aunque no lo demuestre. Que las relaciones humanas sean un acto de poder, no significa que haya que soportar humillaciones, ¿o sí?. Entonces, ¿por qué coños las soportamos? Estoy harto de ver vejado el sentido humano por ese dildo arcoiris de dogmas individuales. Paga más un fanatismo radical que una competencia desarrollada para pensar, parece el maldito Siglo de Pericles; así que primero acabemos con Sócrates, porque ya estoy harto de este invento de que no saber nada es un signo de sabiduría.
Todos estos pensamientos me surgieron ayer, un mal día para beber, pero así fue. Mi amigo y yo decidimos tomar unas copas en su casa, a petición suya. No quería embriagarme en su cancha y arriesgarme a ver a... no importa. El caso es que al final la oferta de rones gratis me sedujeron.
Sabía que no le agradaba mucho a su familia, pero una añeja amistad con mi anfitrión había sobrellevado bien la antipatía. Sin embargo, no esperaba hallar a mi camarada mula de borracho al llegar, tenía una mala corazonada; debí irme, pero me quedé y mis temores se cumplieron cuando, repentinamente, mi amigo se puso loco como una cabra y su abuela y madre se materializaron de dios sabe dónde, maldiciéndome. El asunto terminó conmigo en una posta policial ofreciendo testimonio de lo ocurrido, pues la parentela de mi colega se había emperrado en que les pague los destrozos. Decían que era mi culpa que él beba como lo hacía y que por mi causa, él se había echado a perder. Yo no estaba esposado mientras eso ocurría y vi una oportunidad de zanjarme todo, incluso mi patética vida. Vi a un policía descuidado que había dejado su arma mal enfundada. Era una Glock de 9mm, parecía estar cargada y percutida. Mi puntería no era mala y estaba relacionado con las armas, nada me hubiera costado tomar velozmente la pistola y cargarme a todo el mundo de la posta. Mis labios temblaban, mis manos sudaban, las viejas gritaban. Al final, quizá por miedo, pensé que la muerte no arreglaría nada. Qué objeto tenía robar una pistola semi-automática y dedicarme a matar inocentes como un yankee desquisiado que defiende su Segunda Enmienda. Miré el resto de la escena como si fuera una película.
Al salir de la posta, vi la auténtica razón de aceptar el riesgo de esa situación. Ella apenas me miró con una mueca de asco y empezó a alejarse. Era la hermana del responsable por todo lo ocurrido ese día. Ella quien, aún sabiendo lo que sentía, me buscó cierta vez para que le ayude a comprar pastillas para abortar tras enterarse que salió embarazada de su novio; vaya, incluso tenían un canal porno en Xvideos. Ella, quien, a causa de las perradas de su ex novio, se volvió feminista radical de la mano de Kate Millett y Shulamith Firestone, y que me acusó de haberla seducido de niña solo porque el día que cumplió 17 le dije que se estaba convirtiendo en una hermosa mujer. Ella, quien años antes había sido la luz de mis ojos en el silencio anónimo de un corazón tan negro como el carbón, era la verdadera razón de visitar a aquel amigo desquisiado por la bebida; yo la amaba, ella me despreciaba. Demasiado viejo y horrible, diríase, indigno de nada a no ser el jucio y la condena. De algún modo le habían lavado el cerebro a mi niña con un discurso radical sumamente cuestionable. Quizá sea ese el hilo conductor de todo este drama, pues mi amigo se volvió alcohólico tras haber pasado años siendo un cristiano evangélico muy devoto y radical. El asunto aquel que le hizo el pastor lo cambió para siempre, su devosión fue pagada con chorizo. Supongo que toda la situación era una paradoja verdaderamente macabra. En estos tiempos todo debe ser blanco o negro, jamás gris. Si no defiendes un discurso radical, no existes; vaya mafufada que resultó esto de la posmodernidad, nos orilla a buscar justificaciones e identidades en idilios chauvinistas y promesas de justicia social. Menuda chupada de miembro.
"Joderse es ley", nadie me obligó a ir a un lugar donde sabía que pisotearían mi dignidad. Me jodí solito. Esta noche quiero beber como pirata, snifarme una línea de coca y fumarme un porro hasta la epifanía para olvidar todo lo ocurrido, para olvidar que existo. Luego saldría a vomitar a la calle y caminaría sin rumbo, con un cigarro en mi boca, agarrándome al primero que encuentre y moliéndome a puños hasta que mi dignidad quede bien planchada. Tendría una costilla rota, labio partido, ceja quebrada, ojo inflamado y puños hinchados; del otro lado habría un sujeto abollado y sangrante hasta el grotesco placer. No muy lejos la sirena de la policía estaría aproximándose, los policías vendrían y me pulverizarían a macanazos por resistirme al arresto y, sí, esta vez por intentar robarme sus armas. Qué mierda, qué asco, ¡qué digno! ¿Hay acaso cosa más solemne? "Hombre joven, drogado y ebrio es machacado hasta la muerte por efectivos policiales". Sí, una epifanía: "Mamá, acabo de matar a un hombre. Soy un asesino, pero al menos tengo mi dignidad en mis manos". ¡Salud!, es una maravillosa historia para la crónica roja en el mundo del espectáculo, un "mundo feliz".
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Fermata
Random(Fermata: figura musical que le indica al ejecutante que existe licencia para improvisar virtuosamente en determinados compases de la partitura y en consonancia de la cadencia armónica) Esta selección de narrativa corta es como una fermata musical...