17. Ausente ataraxia

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Julio del 2025, invierno en el hemisferio sur. Bolivia parecía poco menos que un exótico destino turístico para un francés, pero para Mathew era ya una región bastante cotidiana. Su trabajo como agregado diplomático en la Embajada de Francia en Bolivia, lo había llevado a compenetrarse profundamente con las costumbres y la vida de la ciudad de La Paz. Además, varios miembros de su familia, por parte de su padre, eran bolivianos, razón por la que Mathew no echaba de menos su Marsella natal cuando tenía que vivir en La Paz. Le ocurría lo opuesto cuando debía trabajar en Madrid o en Londres. Inglaterra le generaba especial antipatía y España, le empachaba.

Aquel invierno andino, asediado por la nieve, había traído varias sorpresas a la rutina de Mathew. Su ascenso en el trabajo llegó antes del solsticio de invierno. Aparte, se sentía muy feliz de saber que pronto podría exponer sus mejores esculturas en una galería de arte de Montpelier. Su gran pasión siempre fueron las Artes Plásticas, aunque hizo una carrera diplomática para no defraudar a su padre.

Los copos de nieve caían de manera incesante aquel 20 de julio. Las celebraciones Julias de La Paz ya habían sucedido, poco después de las fiestas por la Bastilla. Mathew celebró ambas.

A pesar de su trabajo en la Embajada, aquel día Mathew no fue a su oficina, sino que desplegó sus actividades desde la Academia de Estudios Franceses. Tuvo que salir sin avisar a nadie, debido al alto secreto que repsentaban sus tareas de ese día. Mathew tenía la orden de mantener total anonimato y trabajar en silencio.

A lo largo de toda la jornada, el trabajo lo había mantenido absorto en una concentración vertiginosa: "Comunicado de París para el Gobierno Boliviano", "se necesita traducir el informe del Senador Murillo para la cámara de Versailles", "la Alianza Francesa necesita subvención para iniciar un programa de alto rendimiento", "Francia está enviando armamento a Bolivia, a través de un convenio firmado entre París y La Paz", "por favor, fotocopie los últimos reportes de migración", "se necesitan reservaciones de hotel para el próximo arribo del Presidente Bistrot a Bolivia". La agenda de Mathew era muy apretada.

Promediaban las 21 horas, Mathew marcó tarjeta y salió exhausto de su trabajo. Sin embargo, aún tenía algunos compromisos que realizar. En su mente había una intensa inquietud, casi convertida en angustia. Había algo perforando la mente de Mathew, sentía como si alguna cosa importante se le hubiera olvidado; pero no podía recordar qué.

Eran casi las 21:16. El tráfico en el centro de la ciudad era tremendo, quizás debido a la nevada que no había parado desde el día anterior. Era extraño que cayera tanta nieve en La Paz, aunque así fueron los últimos inviernos. El cansancio de Mathew era intenso, pero tenía que asistir a la publicación del libro de un amigo. El libro en cuestión era una antología de cuentos de terror a la cual asistirían varias eminencias del campo de la literatura, tales como: Stephen King, Daniel Averanga, Cleaf Barker, entre otros. Mathew no sabía mucho de literatura, pero Daniel, su amigo, le había pedido de forma insistente que no faltara.

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