CAPÍTULO 07

134 22 4
                                    

Luka y Chloé eran personas que preferían no relacionarse demasiado. Muy suyas, muy inteligentes y que se aburrían con facilidad si lo que les rodeaba no les llamaba la atención. Seguramente a mí me pasaba lo mismo, pero tenía un grado más de sociabilidad que ellos. Sin embargo, los dos estaban ahí porque me querían, porque querían protegerme y ayudarme, y eso hablaba mucho y muy bien de su sentido de la amistad y de su fidelidad. Las personas como nosotros teníamos pocos amigos, de hechos nos rodeábamos de gente solo conocida. «Amigo» era una palabra sagrada para nosotros. Pero los tres nos considerábamos familia, nuestros vínculos eran infinitamente más fuertes que los de una simple amistad. Al final, la gente de una vibración atraía caracteres y personas similares. Y nosotros nos imantamos nada más conectar.

Lo que estaba por ver era cómo se relacionarían ellos dos con Alix y el resto de chicos. También eran personas con talento, pero un poco especiales.

Cuál fue mi sorpresa cuando llevé a Luka y a Chloé a mi habitación, media hora antes de la hora a la que habíamos quedado, donde Alix se estaba cambiando para la fiesta y me esperaba para ir a casa de la abuela Malory. Mi excéntrica nueva amiga apareció con un turbante rosa en la cabeza y una toalla del mismo color que rodeaba su cuerpo. Tenía las uñas de los pies y de las manos pintadas de fucsia.

No calculé su reacción. Debí entrar yo primero, pero en vez de eso, Luka siempre tan expeditivo, se me adelantó.

—¡La madre que...!

Cuando escuché su exclamación y vi que le lanzaba a la cabeza un libro de la Sagrada Familia, entré a empujones para calmarla al grito de:

—¡Alix, es mi amigo!

—¡Mierda! —Luka no se lo podía creer.

—¡¿Quién es este chino?! —profirió horrorizada agarrándose la toalla.

—Soy japonés —contestó Luka protegiéndose detrás de Chloé, entrecerrando sus ojos en una fina línea oscura.

—¡¿Por qué tiene el pelo blanco?!

Vi por el rabillo del ojo cómo Chloé se partía de la risa, intenté controlar la situación.

A Alix le quité de las manos una taza negra que tenía una frase estampada en blanco donde ponía: «No estoy gorda. Me pasé con la silicona». Se la iba a tirar también la muy loca. Pero algo así, que me hizo soltar una carcajada en medio de aquel circo, no podía hacerse añicos.

—Alix —le agarré de las muñecas y la obligué a mirarme a los ojos—. Estos son Luka y Chloé. Son amigos míos —le hablé muy lentamente para que me atendiera—. Han venido a estudiar a Yale en su último año. Y les gustaría formar parte de Miraculous. ¿Crees que podrías admitirlos?

—¿Amigos tuyos? —les hizo una radiografía completa—. ¿Y qué estudian? ¿En qué facultad? ¿En qué residencia van a estar?

—Es una historia muy larga. De camino a casa de la abuela Malory te la cuento. Pero Luka va a realizar el Máster sobre hacking ético.

—¿El de la facultad de informática e ingeniería? —preguntó Alix sin quitarle los ojos de encima.

—Sí —contestó Luka saliendo poco a poco de detrás de Chloé.

—¿Y la Barbie? —echó una mirada desdeñosa a Chloé. Mi amiga solía despertar ese tipo dereacciones en las chicas.

Chloé se cruzó de brazos con aquella aplastante seguridad que tenía en sí misma y ni corta ni perezosa contestó:

—Yo he venido a tirarme a tu padre y a robarte a tu novio.

Abrí los ojos de par en par. Agaché la cabeza esperando lo peor, medio sujetando a Alix porque me la imaginé corriendo como un miura a embestir a Chloé. Pero en vez de eso, mi compañera de habitación se echó a reír y cambió el semblante.

/ 02 / FRATERNIDADES: HUESOS - LLAVES - MIRACULOUS (+18 ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora