CAPÍTULO 08

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«No ha sido fácil llamar la atención de mi Bone. Después de días de observación, me he dado cuenta de que no se mezclan con los demás y no dan excesivas oportunidades al resto para que se les acerquen. Su hermetismo es muy profundo y muy marcado. Su secretismo es inaccesible. Por eso se deben aprovechar las contadas noches y los eventos especiales en los que se dejan ver y se mezclan con la plebe. Y yo tuve una oportunidad y la aproveché.

Aunque para ello me obligué a unirme a una fraternidad que no era de mi interés solo para poder estar ahí y hacerme ver.

Las fraternidades de élite son nidos de gallitos donde acostumbran a hacer ostentaciones de quién la tiene más grande y quién es más macho.

Decidí apostar por una fraternidad que tuviera poder, seduje a su líder y me sumé a ellos.

Él me dijo que solo accedería a aceptarme si realizaba la Iniciación que tendría lugar en La Noche de las Hermandades. Una fiesta solo apta para fraternidades, en la que correría el alcohol y la música.

Y asistí.

Nunca había visto nada parecido. En Inglaterra las fiestas eran salvajes, pero aquí... Esto es otro mundo.

Al «Cerrajero», el cual es su nombre en clave en su hermandad, le gusté tanto que no se despegó de mí en toda la noche. Me cortejó y bailó conmigo mostrándome ante los demás como un trofeo. Era justo lo que quería. Que me enseñara. Los chicos son como perros de caza; quieren la presa que no pueden tener. El «Cerrajero» me invitó a una reunión clandestina. Cuando te mueves entre fraternidades con una trayectoria a sus espaldas, cuyos miembros son todos hijos de gente poderosa, se ponen nombres en clave entre ellos, para dotar a su persona de sigilo, respeto e impermeabilidad. Les gustan los nombres místicos.

Asistí a la reunión de la mano de mi acompañante. Para entonces, ya me imaginaba que la

prueba que tenía que pasar para entrar en su hermandad era la de acostarme con él. Me deseaba. Le gustaba mucho.

Pero en esa extraña reunión, también descubrí el hambre en los ojos de mi Bone. Él también me quería. Me quería para él. Y supe que lo tenía justo donde quería».

Mi don era selectivo. La memoria fotográfica no quería decir que me hubiera aprendido de memoria todo lo que Alya escribió en su diario de a bordo e investigación. Solo me daba facilidades para releer cada hoja y encontrar aquello que necesitaba. Algunas cosas se me quedaban y las conseguía retener.

Otras debían encontrarlas y leerlas para descubrirlas de nuevo. Era como tener un libro al que poder consultar siempre que uno lo quisiera. Pero eso no quería decir que supiera perfectamente lo que había escrito en él. A no ser que lo hubiese releído unas decenas de veces, que era algo que no había hecho.

Por eso repasé lo que había en mi mente y visualicé cada hoja y cada pasaje de lo que había escrito Alya. Y lo encontré. Encontré el fragmento en el que hablaba de esa Noche de las hermandades.

«No obstante, no me permitieron quedarme, porque no era miembro oficial de ninguna hermandad, todavía. Y mucho menos de ninguna de la élite que se reunía ahí. Solo era el ligue del «Cerrajero» tal y como el Bone dejó claro. Y entre todos acordaron que debía irme.

Eso provocó un fuerte roce entre mi objetivo y mi pretendiente, al que acusaron de irresponsable.

Estábamos en el cementerio, ante la tumba de Webster, y volverme sola no me hacía ninguna gracia. Pero lo que más rabia me dio fue no saber por qué realizaban esa reunión y por qué se exigía tanta puntualidad a las 03:22 de la noche».

/ 02 / FRATERNIDADES: HUESOS - LLAVES - MIRACULOUS (+18 ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora