Cuando abrí los ojos, era domingo al mediodía. La 13h exactamente. No podíamos despertarnos antes después de haber pasado la gran parte de la noche comiéndonos a besos y haciéndonos el amor.
Adrien estaba a mi lado, pegado a mi espalda, dormido profundamente. Yo tenía la cabeza apoyada en su brazo estirado.
Sentía el cuerpo completamente laxo y deliciosamente dolorido. Estaba en casa de Adrien.
Con él.
Después de que me salvara de las tretas de Claude.
Si me ponía a recordar la noche anterior todo mi cuerpo se erizaba. La fiesta de Iniciación de Claude era oscura, bizarra y demasiado sexual para mí. Como una vana imitación de Eyes Wide Shut.
Pero si no llega a ser por Adrien, no sé qué habría pasado...
Posé mis labios sobre su mano relajada y le besé la palma. Tenía la piel curtida por el stick y el parkour.
Era un atleta. Un hombre hecho para el deporte. Pero a su vez, estaba interesado en la medicina, en curar y ayudar a los demás.
Me revolví entre sus brazos y pensé que aquel era un día extraño y muy feliz para mí. Metí la pata la noche anterior, pero el asunto se pudo solucionar de la mejor manera posible. Aun así, quedaban temas pendientes entre nosotros. Y no podíamos ignorarlos. Cuando le miré a la cara él sonreía relajado, como un lobo enorme y juguetón, y sus ojos apasionados habían perdido toda tensión.
Me robaba el aire. Me robaba el corazón.
—Buenos días, cachorrita.
—Buenos días —contesté yo pasando mis dedos por su barbilla.
—¿Te encuentras bien? Ayer noche se nos fue de las manos...
—Estoy bien —contesté sincera—. Solo un poco agotada.
—Yo también. Y me muero de hambre. ¿Quieres que pidamos algo para comer?
Uf, pensaba en comida y se me removían las tripas. Claro que quería comer.
—Sí.
—Pues llama tú. Yo no me puedo mover.
Me eché a reír.
—Pues ya somos dos.
Adrien me besó dulcemente y me arrastró hasta tenerme encima de él. Me retiró el largo pelo de la cara que nos cobijaba en un mundo aparte envueltos en una cortina lisa y castaña oscura. Y con los dedos me retiró el flequillo hacia un lado.
—Tenemos que hacer un trato, Marinette.
—Déjame que me lo piense. Todo el mundo me dice que nunca haga tratos con los Bones.
—Conmigo puedes. Yo nunca te traicionaré.
Intercambiamos miradas muy serias el uno sobre el otro.
—¿Qué trato quieres?
—No quiero que vuelvas a tener nada que ver con los Llaves ni con los Lobos. Aléjate de la Élite.
—No tengo intención. ¿Y con los Huesos?
—Tienes relación conmigo, pero no quiero que te involucres más. Te quiero al margen. Sé que tenemos La Misión en el horizonte y que no podemos darle la espalda, pero cuanta más relación tengas con estas fraternidades, más puntos débiles te buscarán. Y más atacarán tus debilidades. No tendrán ningún miramiento. Es la prueba más esperada del año, como nuestro Turing particular. Y estás en el punto de mira, Marinette.
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/ 02 / FRATERNIDADES: HUESOS - LLAVES - MIRACULOUS (+18 ADAPTACIÓN)
RandomLlegué a Yale con la maleta cargada de ropa, de sueños por cumplir, de secretos que solo yo sabía, de objetivos por alcanzar y con un corazón roto por sanar. Pero ¿cómo iba a sanar mi corazón con él atormentándome, vigilándome, acechándome...? Tan c...