Y así, de la noche a la mañana, sin comerlo ni beberlo, me vi en una situación de posición parecida a la de Lucca, pero con notables diferencias. Sí, en casi dos meses había una fecha señalada para realizar una Misión en la que íbamos a competir todos contra todos. Cuatro fraternidades de élite (Bueno, nosotros en realidad éramos de azúcar) de legendaria rivalidad, se verían las caras y lucharían por dar con una Biblia.
Pero, al margen de la gran aventura que teníamos entre manos, ya estaba en la Universidad y vivía con Alix. Ya sabía quiénes eran los Agreste, no me iban a tomar más el pelo y poseía información sobre algunas cosas de las que investigó Alya y que me daban ventaja sobre algunos factores. Luka y Chloé vivían juntos en una casa alquilada. Juntos, pero no revueltos. Y por fin estudiaba la carrera que quería.
Estaba cumpliendo mi sueño, al mismo tiempo que me enfrentaba a mis miedos.
La primera semana después de aquella reunión nocturna y clandestina en el cementerio Groove Street, la invertimos entre asentarnos con nuestras clases y en estudiar un poco la distribución de la Biblioteca de Harvard y su seguridad. Nos reuníamos de vez en cuando para mirar planos y disposiciones.
Pero eran los primeros días. Luka y Chloé por ejemplo, eran recién llegados igual que yo. Mi japonés estudiaría en la facultad de ingeniería. Mi rubia locuaz en la de comunicaciones. Eran nuevos, de tercer año, sí, pero nuevos. Debían hacerse con todo.
Por eso, los siete días siguientes los invertimos en nosotros, en llevar aquel inmenso campus por la mano y en conocer todo de arriba abajo.
Alix sí que estaba más impaciente por que nos centráramos en La Misión, pero mi compañera de habitación comprendió nuestras necesidades y se portó de maravilla. Nos explicó cómo funcionaba la facultad de arriba abajo. Nos ayudó a no sentirnos extranjeros.
Para ser sincera, nunca fue mi intención inmiscuirme de ese modo entre las hermandades de Élite.
Claro que tenía el objetivo de continuar con lo que Alya dejó a medias, pero no de aquel modo.
No quería ponerme una diana, no quería ser la perseguida, pero al formar parte del desafío en el que Alix nos metió, eso fue justo lo que hicimos. En eso me convertí. En alguien non grato para los Bones.
Los Huesos nos tendrían en el punto de mira. Y no me sentía nada cómoda. Siempre me imaginaba que Félix o Adrien me asaltaban en alguna esquina del Campus para increparme. Me hacía sentir muy mal, muy expuesta. Y además, en muchas ocasiones me sentí observada.
Lo que no comprendía era por qué ambos me protegían de los demás. Eran los únicos de su hermandad que conocían la identidad de los que subieron el vídeo del fallido salto de Fe de Alya. Sabían que fuimos nosotros, y aun así no lo decían. ¿Por qué me encubrían si yo no les importaba? Para Adrien no estaba dentro de su liga, y Félix me odiaba. ¿Entonces? ¿Por qué nos protegían no diciendo nada al resto de Bones y a sus líderes? Me hacía muy a menudo esa pregunta.
Me pasaba el tiempo temiendo darme de bruces con ellos, temiendo ver a Adrien con Bridgette, y al mismo tiempo preguntándome por qué mantenían nuestro secreto. Era una caja sin fondo llena de contradicciones. Así que, lo único que podía hacer para dejar de comerme la cabeza de ese modo, era entretenerme con el croquis informativo que había logrado recopilar de Alya. Necesitaba más datos.
Estaba convencida de que en ese pen que copiamos no estaba todo lo que ella tenía. Pero en su diario mencionaba y repetía que se aseguraría de guardar toda la información en la nube. ¿Qué nube? Hablé con Luka sobre ello, y me dijo que en el pen no había ningún enlace oculto a una nube que le hiciera de disco duro y receptor. Que tal vez era su modo de llamar "nube" al pen. Pero a mí no me convencía nada esa conclusión.
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/ 02 / FRATERNIDADES: HUESOS - LLAVES - MIRACULOUS (+18 ADAPTACIÓN)
De TodoLlegué a Yale con la maleta cargada de ropa, de sueños por cumplir, de secretos que solo yo sabía, de objetivos por alcanzar y con un corazón roto por sanar. Pero ¿cómo iba a sanar mi corazón con él atormentándome, vigilándome, acechándome...? Tan c...