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Se notó la tensión en el aire, el ojo estaba furioso ya que lo había vencido. Pero al fin y al cabo había ganado, ahora podía pedir 3 deseos, sin reglas, podría matar a alguien que odio, riquezas, amor. Excepto más deseos, lo cual sería estúpido de mi parte. Comencé a pensar ¿Qué quería? Mi vida iba dentro del todo bien. Así que lejos de todo lo importante comencé a pensar deseos estúpidos ¿porque no? Total eran mis deseos.

Poderes mentales.

Fue el primero, demasiadas películas de ciencia ficción, lo admito.

Ser físicamente capaz de realizar cualquier actividad, ya sea de  levantar un auto a correr kilómetros sin cansarme.

Sí, no era buena en los deportes, lo admito.

Ver el futuro.

Cuando termine de pedir el último deseo apareció ante mí un viral de vidrio junto a una navaja.

Tome la navaja, le tenía un gran asco a la sangre, pero luego de todo lo que acababa de pasar ya realmente no importaba. Me corte un poco el brazo, lo suficiente para llenar el viral con mi sangre.

Deje la navaja y apreté mi brazo contra mi remera para parar la hemorragia. Cerré mis ojos y para cuando los abrí me encontraba parada en el medio de la sala de la casa de Roma con todas las luces prendidas.

Había alimentado al ojo de la sangre con la mía y por eso me dejaría ir. Estaba por ir a buscar a los chicos cuando vi escrito en las paredes solo por unos segundos:

Considérate afortunado pues eres uno de los pocos que ha vencido al Ojo de la Sangre.

Entre risas psicópatas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora