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No sabía que hacer, ¿enojarme? ¿Sentirme halagada?

Quería golpearlo, esa era la verdad. Pero algo no me lo permitía. Quizás había estado esperando esto muy en el fondo de mis sentimientos, aunque sabía con claridad que no debía seguir su juego porque yo sería la que perdería.

Era él todo un casanova, era más que claro que si tenía algo conmigo por más mínimo que sea él seguiría siendo un mujeriego. Y lo tenía más que presente que las personas así nunca cambiarían.

Mi corazón estaba tan acelerado, mi cuerpo temblando y mis labios seguían sintiendo los suyos apesar de no tenerlos.

Lo miré y rodé los ojos.

—Me estás jodiendo. —musité solo para mí.

Me solté de su agarre y salí de la pequeña habitación, solo rogaba que nadie hubiera visto algo. Mucho menos mi madre, aunque si ella hubiera visto algo ya hubiera hecho un escándalo.

Bang volvió a tomar mi muñeca deteniendome y a la vez adentrandome de nuevo a la habitación, tomó mi cintura y me besó nuevamente.

Un beso que duró minutos, aunque no movíamos nuestros labios. Solo sentía sus suaves labios presionando los míos.

Inconscientemente había cerrado mis ojos, fruncí mi ceño y me separé de él ligeramente abriendo mis ojos.

Su celular vibró, alguien estaba llamándolo.

Christopher bufó, tomó su celular y atendió la llamada saliendo de la habitación.

Sentí que volvía respirar, miré hacia atrás y nadie estaba en el campo de vista, todos estaban detrás de la pared sin ver nada y atentos a mi madre y sus palabras.

Mierda, ¿qué carajos estaba haciendo?

Tomé mi mochila que contenía mi ropa y zapatos. Justo ahora tenía una polera negra transparentosa y por debajo una blusa de tirantes del mismo color, mi cabello estaba lacio, tenía una falda, medias de red y por encima unas medias cortas simples.

Cuando estaba a punto de irme por el estacionamiento un mesero me detuvo.

Félix.

—¿Cómo estás Sara chiquita?

Así me decía él, porque decía que era idéntica a mi hermana cuando realmente no.

—Bien, adiós.

—Espera, ¿porque llora tu mamá, la vas a dejar ahí sola?

—Voy a buscar a mi hermana, perdón.

No pude bajar las escaleras porque unos meseros estaban subiendo con sillas y no me permitían el paso.

—Carajo. —musité.

Me recargué en la pared que momentos antes estaba Bang y espere a que se desocupara una salida. Pero cuando se desocupó llegó de nuevo Bang. Se colocó frente a mí y suspiró.

—¿Porqué me miras así? No voy a hacerte nada, no tienes porqué tener miedo.

Reí y lo miré mal.

—¿Crees que te tengo miedo?

Mingi bajó al estacionamiento ignorandonos.

Tomé mi celular para mantener la cabeza agachada y que no volviera a besarme. Pero el se acercó a mirar mi pantalla "interesado". Y lo que hizo fue alzar la mirada y sonreír.

Aclaré mi garganta y lo miré unos segundos para volver a mirar mi pantalla.

—¿Si te puedes alejar? Gracias —musité.

—Me gusta estar cerca de ti.

Suspiré y me hice a un lado de la esquina, donde se encontraba un objeto para sorteos. Guarde mi celular y recargué mi brazo en esa cosa giratoria.

Miré como Mingi subía, me miró y comenzó a reír para volver con mi madre.

Bang seguía mirándome y yo solo evitaba su intensa mirada.

—¿Porqué haces esto? —lo miré.

—Te lo dije, me gustas, y mucho.

—A ti te gustan todas.

—Eso no es cierto.

Tomé mi mochila y al dar un paso hacia el frente él tomó mi barbilla alzando mi cabeza y permitiendo que él me besara. Era más alto que yo eso era claro, tomó mi nuca y comenzó a mover sus labios contra los míos.

Y yo... Estaba cayendo en su maldito juego.

Estaba comenzando a disfrutar la sensación de sus labios contra los míos, muy en el fondo quería liberarme de él. Pero la mayor parte de mi cuerpo pedía más y más de sus labios.

Y como si mi cuerpo se mandara solo, dejó de obedecer mi cerebro empapándose de adrenalina y se dejó llevar por lo que no era correcto.

Solté mi mochila y pronto sentí como mi espalda estaba contra la pared, sus manos ahora estaban en mi cintura acariciandolas con delicadeza.

Se sentía como un sueño, se sentía... Como si no existieran los demás.

Me dejé llevar por completo por su seducción.

Comencé a mover mis labios a la misma lentitud con la que él me besaba. Sus labios eran tan suaves como ningunos otros, me trato con una delicadeza, pero esa delicadeza se fue a la mierda cuando decidió morder mi labio haciéndome quejar.

Una de sus manos fue a mi mejilla acariciándola suavemente, tomó con un poco de rudeza mi nuca atrayéndome a él, volvió a morder mi labio haciendo que abriera ligeramente mi boca, adentró su lengua a mi cavidad y siguió el beso con un poco más de intensidad.

Apretó mi cintura apegandome a su cuerpo. No sé que pasó por mi en ese momento que se me ocurrió la idea de morder su labio. Realmente lo estaba haciendo sin pensar dos veces, eso era claro.

Se separó de mí, ambos teníamos la respiración agitada.

Volví a dejar mi cuerpo pegado a la pared mientras me preguntaba el como había terminado así.

Dejó un pequeño beso en mis labios ocasionando un chasquido al momento de separse, después fue besando mi mejilla hasta llegar a mi cuello, donde dejó besos sonoros.

Fue extraño... Siempre había tenido cosquillas en esa zona y ahora no sentía nada, estaba cegada por la adrenalina.

Él seguía besando mi cuello cuando miré a mi madre asomarse.

Mierda.

¿Hana? —preguntó confusa, Chris recargó su cabeza en la pared, podía escuchar su respiración y unas cuantas maldiciones— Ven aquí.

Ay, mierda, mierda, mierda.

Ay, mierda, mierda, mierda

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✧ OH MY, OH~!¹ | CHRISTOPHER BANG. ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora