ANGEL & DEMIAN 3: LA VENGANZA DE GREYSTOKE

CAPITULO VIII

* A todos los que me escribieron en el capitulo anterior, muchas gracias. No pude responderles personalmente pero si que leí cada uno de sus comentarios y me ayudaron mucho para seguir escribiendo. Paso por un momento muy complicado y francamente, incierto de mi vida pero saber que cuento con ustedes y con su apoyo me da esperanzas para poder continuar. De verdad, muchas gracias por estar aquí para mi. =)

Ángel simplemente se cambió de ropa y se dirigió rápidamente al vehículo. Más tarde regresaría para tomar una ducha y luego iría a la oficina pues después de la última charla que había tenido con Adrián, no tenía muchas ganas de llegar temprano de todas maneras. Aun que en ese momento, el único descontento para el que tenía cabeza era el hecho de que su hijo no hubiese desayunado nada. Era la primera vez desde que vivían juntos que algo así pasaba y no le gustaba la sensación que eso le causaba. El fracaso, pues se suponía que él debía estar las 24 horas listo para atender las necesidades de su hijo y había dejado eso de lado para cazar a un enemigo invisible, uno que ni siquiera había podido identificar. Así que se hizo la promesa mental de que aquella era la primera y última vez que algo como aquello pasaba y empezó a conducir.

Aquella mañana amaneció muy nublado, lo que fue una suerte, pues Demian había podido usar una chaqueta extra sobre el uniforme, cubriendo con ello el fatal estado en que su saco rojo se encontraba. Ángel le dirigió varias miradas durante el camino, asegurándose de que estaba bien vestido, pero sobre todo, buscando una excusa para sacar el tema de su descendiente no muerto a la luz. Había prometido ser honesto con el chico en temas como aquello, sin embargo, eso no hacía que dejara de tener miedo por lo que su propio hijo pudiera llegar a pensar sobre que y quien fue en el pasado. Después de todo... ¿Qué padre en la historia de la humanidad querría romper su buena imagen ante su hijo?

Por suerte, o no, Demian tomo la primera palabra de la conversación.

— ¿Papá? – pregunto en apenas un murmuro.

— ¿Uh? – Ángel le dirigió brevemente la mirada por el retrovisor.

— ¿Conoces un lugar llamado Cumbria?

Ángel se puso tenso, Demian jamás antes le había preguntado sobre su pasado, él le contaba algunas cosas pero nunca lo había pedido. Y que lo hiciera precisamente en un momento tan delicado como aquel no era nada tranquilizador.

— Si, está en Inglaterra. ¿Por qué el interés?

Demian se encogió de hombros.

— Mi libro habla mucho de ese lugar y suena muy hermoso.

Ángel se relajó entonces y sonrió, la gran curiosidad de su muchacho siempre encontraba las maneras más inusuales de manifestarse.

— Lo es, hace mucho que no voy pero estoy seguro de que no ha debido cambiar tanto, digo, su estilo colonial es algo clásico en el reino unido.

— ¿Qué hay del mar? El libro menciona mucho. . .

— ¿Al mar de Irlanda? – inquirió, Demian asintió. – Si, de hecho también queda muy cerca del lugar donde yo nací.

Demian abrió muchos los ojos, era la primera vez que su padre le hablaba de algo que tuviera que ver con su pasado humano. Si, alguna vez había hablado de su propio padre mientras le regañaba pero en esos casos, no prestaba mucha atención.

La sonrisa de Ángel se extendió a un más, una idea realmente grandiosa cruzo por su cabeza y estaba seguro de que a su hijo le fascinaría.

— Si quieres podemos ir cuando tengas vacaciones.