CAPITULO VI

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Alastair se dirigió a los límites del pueblo, la oscuridad de la noche comenzaba a penas caer sobre el cielo de Woodstock, pero ya estaba lo suficientemente oscuro para que todos ellos pudieran salir a su encuentro. Se abrió paso por un amplio callejón que yacía entre una carnicería y un establecimiento para hacer tatuajes, alerta, buscando con cada fibra de sus sentidos algún movimiento y finalmente lo encontró. La sombra pasó rápido frente a su campo de visión, había saltado del tejado y al darse la vuelta, encontró al vampiro arrodillado en el suelo.

— Llegas a tiempo. – dijo con su característica seriedad. El vampiro se levantó del suelo lentamente, se trataba de un chico de 22 años, casi tan alto como el mismo, fuerte y corpulento, con la mirada más profunda que hubiese visto nunca. Su nombre era Daniel, y hasta hacia unos 15 días, era conocido por ser uno de los mejores peleadores de la localidad de Winchester. Pero lo más importante, hasta hace 15 días aun tenia vida.

— La velocidad extra ayuda. – dijo, refiriéndose claramente a la velocidad aumentada que se conseguía al volverse vampiro. – Aunque no es suficiente para hacer de estos pobres bastardos un ejército. No entiendo porque no buscaste a más personas como yo para ser vampiros. . .

— No estoy buscando crear un ejército. . .

— ¿Entonces? – pregunto confundido, se había pasado los últimos 15 días entrenando al grupo de idiotas que Alastair había estado recogiendo de los pueblos, y todo ese tiempo pensó que lo hacía para que pelearan las batallas del hombre que les dio una segunda oportunidad, una mejor vida, pero ese no era el caso.

Alastair era demasiado inteligente como para saber qué información y en qué momento se las daba a sus nuevos vampiros. Así que puso sus manos sobre los hombros del chico y apretó con fuerza. – No necesitas saber eso, tu único trabajo es fortalecer a nuestros nuevos amigos.

— Lo estoy intentado, pero son un caso perdido. Esos mocosos que trajiste de Boyce ni siquiera saben cómo alimentarse todavía. Tuve que cortarle el cuello a una mesera mojigata en el camino para que bebieran.

— ¿Han comido todos? – pregunto, no porque le preocupara si lo hacían o no, si no porque en ese momento iba a necesitar que algunos estuvieran bien alimentados para llevar a cabo la siguiente fase de su plan.

— Si, conseguimos llevar a algunas meseras de un bar de pacotilla al sótano y tuvimos nuestra cena.

— Bien, ¿Quién de ellos te parece mejor preparado para salir solo?

— ¿Honestamente?, ninguno. – dijo con cinismo.

Alastair termino de enfadarse y le apretó el cuello con todas sus fuerzas al muchacho, borrándole la sonrisa de la cara. – Esto no es una broma, grandísimo idiota. Te di este regalo y puedo quitártelo igual de fácil ¿entiendes? – rugió.

Daniel se esforzó por responder. — En, entiendo. – dijo ahogado en el agarre del vampiro sobre su garganta. Alastair lo sostuvo un segundo más y luego le dejo caer.

Daniel tocia, pero Alastair ni siquiera le dio un respiro para calmarse. – ¿Y bien? ¿Quién de ellos está más preparado para salir?

— Caleb. . . El chico de Stephens City, el es el indicado. – dijo con miedo, pues era bien cierto que así como Alastair lo había convertido, podría volver a matarlo, y esta vez de forma definitiva.

— Bien, bien. – murmuro complacido, se dio la vuelta y subió el tono. — ¿Caleb?, ven aquí por favor. – dijo, pasaron unos segundos hasta el que el chico salió de las sombras del callejón. Él no era tan alto, ni tan corpulento como Daniel pero aun así, debía medir pasados los 1.70 y tenía una buena condición física.

ANGEL & DEMIAN 3: LA VENGANZA DE GREYSTOKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora