CAPITULO X

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— ¿Ian? ¿Te sientes bien? – le pregunto Isaac, tras unos segundos de verle palidecer cada vez más. Hasta incluso llego a pensar que estaba por sufrir un desmayo o algún ataque epiléptico, cosas comunes que habían pasado con otros compañeros antes.

Demian tardo un segundo en reaccionar, sus ojos estaban muy abiertos y su mirada llena de miedo y desconcierto. — Si, yo. . . – trato de hablar, pero su mente no tenía la capacidad de crear oración, así que se levantó, tambaleándose mientras lograba dar un paso. — Es que tengo que. . . – no pudo terminar la oración, y simplemente empezó a andar a trompicones por la cafetería.

Sus compañeros le miraban con incredulidad.

— A veces pienso que tiene un serio problema con las drogas. – comento Rob. Isaac le dedico una mirada enojada, y luego lo vio estirar el brazo para tomar la comida de la charola de Demian y ponerla en la propia.

— Que idiota eres. – le dijo.

Rob se encogió de hombros, sin entender la molestia.

— ¿Qué? No va a comérselo de todas maneras. – dijo en su defensa, Isaac solo puso los ojos en blanco y callo. De verdad estaba preocupado por su amigo.

Demian se abrió paso por el pasillo de la escuela, sentía que todo su entorno daba vueltas y vueltas a su alrededor. Y estaba tan perdido que ni siquiera noto las miradas extrañas que algunos compañeros le dirigieron. A él solamente le importaba una cosa en ese momento, una sola persona y no tardó mucho en encontrarla.

— ¡Señor Grey! ¡Señor Grey! – grito apenas ver a su profesor caminando bajo uno de los arcos de la entrada del patio sur y correr a toda hacia él.

El hombre no detuvo su andar.

— Demian, voy a una clase ahora pero. . .

— Señor Grey, ¿De dónde saco ese diario? ¿Es real? – pregunto inmediatamente.

Finalmente el hombre se detuvo y sonrió, Diciéndose a si mismo lo orgulloso que se sentía por que su plan estuviera dando resultados tan pronto. — Veo que seguiste mi consejo y llegaste al final. – dijo, Demian simplemente asintió, sin poder pensar que la reacción de su maestro era por otra cosa.

Alastair miro a su alrededor, fingiendo prevenir que alguien fuese a escucharlos. 

— Ven... – dijo y avanzo hacia una de las pequeñas bancas de concreto que yacían esparcidas por todo el jardín del patio del colegio. Se sentó, y Demian a su lado, mirándolo con la curiosidad desbordándose por sus ojos. Justo lo que el hombre esperaba ver. — Encontré el diario durante uno de mis viajes por el Reino Unido, y tuve la misma reacción que tú al leer la parte sobre los demonios y vampiros. Mi conclusión, es que el diario es completamente real y estamos leyendo los últimos días de cordura de una pobre mujer inglesa. – dijo.

— ¿Cree que ella estaba loca? – pregunto perdido, pues sabía perfectamente que la palabra locura siempre salía a flote cuando se trataba de vampiros o cualquier cosa de la oscuridad que era real.

Aun así, Alastair se esforzó por seguir hablando mal de la memoria de su esposa muerta, pues sabía muy bien que era un sacrificio necesario. 

— Durante ese periodo las enfermedades mentales como la esquizofrenia eran muy comunes. Seguramente ella lo pasaba mal y le dio nombre a sus demonios... ¿Cómo era?. . . ¿Ángel? ¿Ángelus? Algo así me parece. . .

Los ojos del chico se abrieron como platos al escuchar el nombre de su padre salir de la boca de aquel hombre, entonces, la primera lágrima corrió por su mejilla, aceptando lo cruel que era la realidad. 

ANGEL & DEMIAN 3: LA VENGANZA DE GREYSTOKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora