CAPITULO XVII

305 20 1
                                    


*ADVERTENCIA: Este capitulo puede ser difícil para personas sensibles. El objetivo es que odies al villano. 


De camino a la oficina, Ángel se detuvo en PANCHOS, la cafetería favorita de los locales para comprar un par de cafés y algo para desayunar. Luego del día anterior se había hecho la promesa mental de encargarse de que Adrián se tomara unos momentos cada mañana para almorzar algo. Que su amigo fuese un adulto no significaba que no necesitara de su ayuda también. Además, en cierto sentido Adrián seguía siendo solo un niño para él. No solo porque tuvieran una diferencia de edad de más de 150 años, si no por ese carácter tan especial que poseída. Adrián podía ser todo un hombre cuando era necesario pero había cosas en su vida, como la sencilla tarea de alimentarse, en las que era peor que un adolescente. Así que un rato más tarde de lo debido para el horario laboral, entro a la oficina de Adrián con las cosas en las manos.

— Buenos días. – exclamo, poniendo la bolsa con la comida y el cartoncillo con los vasos sobre el escritorio, o al menos en lo que quedaba de este pues Adrián lo había llenado con varias pilas de libros de diferentes tamaños. Al principio pensó que su amigo no estaba ahí, pero luego se dio cuenta de que estaba sentado en el suelo, rodeado y casi oculto por muchos más libros.

— Por favor dime que eso es café. – murmuro Adrián, sin quitar la vista del libro que sostenía en ese momento.

— Lo es. – respondió Ángel. — ¿Qué. . . Que es todo esto? – pregunto desorientado, pero pasándole el vaso de café.

— He estado leyendo mucho, desde ritos antiguos hasta cosas de Dioses.

— Eso puedo verlo, pero. . . No has dormido nada, ¿cierto?

— No. – Dando un gran sorbo al café. — Me pase toda la noche buscando alguna posible explicación para la inmortalidad de nuestro amigo.

Ángel se llevó una mano a la cien. Preocupado, pero al final se dio cuenta de que Adrián no era Demian y no lo podía regañar por lo que hacía.

— ¿Y encontraste algo? – pregunto.

— Nada concreto. Pero encontré un texto que habla sobre la creación de la Gema de Amarra y. . .

— Adrián, ya te dije que la destruí. – dijo más serio esta vez.

Adrián se apresuró a buscar el libro y la pagina exacta. — Lo sé, lo sé pero escucha. . . La Gema de Amarra no era algo sagrado como las leyendas decían, era mágica. Encontré un viejo texto que habla sobre su creación y. . .Y creo que nuestro vampiro pudo haberla recreado.

— Déjame ver eso. – Ángel le quito el libro, leyendo rápidamente la lista de ingredientes del hechizo, la cual se encontraba en arameo. — Pero aquí dice que se necesita del último aliento de una bruja para hacerlo, yo. . . no creo que ninguna bruja quisiera dar su vida por un vampiro. Los odian. – declaro.

— Precisamente. – Adrián se puso de vuelta en pie. Estirando las piernas ya entumecidas por todo el tiempo que paso sentado en tan mala posición. — Una bruja que odiara a Ángelus fácilmente podría haber dado su vida para que este sujeto consiguiera venganza. – sugirió.

— No lo sé, Adrián. Suena demasiado elaborado. – dijo Ángel, ciertamente tenía problemas para imaginar a dos enemigos de naturalezas tan diferentes uniendo fuerzas para hacerle daño. Eso sin duda lo convertiría en el enemigo público número 1 de la historia vampira o algo así.

— ¿Tienes una mejor idea, entonces? – pregunto de malos modos. Quizás el no haber dormido estaba pasándole factura con la irritabilidad.

— No, pero no importa. Aun si no puedo matarlo, podría. . . – Ángel se quedó callado debido al sonido de alguien llamando a la puerta.

ANGEL & DEMIAN 3: LA VENGANZA DE GREYSTOKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora