Capítulo 11

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CAPÍTULO 11

LONDRES, INGLATERRA

DANAI

El silencio vuelve a instalarse pero Lennon no suelta mi mano hasta que llegamos a mi edificio, me acompaña incluso hasta la puerta y no me contengo de abrazarlo.

—¿Podrías quedarte conmigo? Por favor—. Sueno patética pero no quiero estar sola—. Y de paso complaces a Ava de que te vea sin camisa cuando llegue en la mañana—. Lennon se ríe y es inevitable que mis pechos se aprieten un poco.

—¿Solo a Ava? —Alza una ceja divertido.

—Soy más de culos, ya lo sabes—. Le respondo y sonríe, sus dedos se deslizan bajo mis ojos, borrando el rastro de mis lágrimas en un gesto que amenaza con abrir de nuevo la fuente.

—Puedo complacerlas a ambas, me siento muy dadivoso hoy—. Sacudo la cabeza y abro la puerta para dejarlo entrar.

 Lennon mira todo con interés y lo llevo hasta la puerta de mi cuarto, tomo aire porque ese lugar es mi refugio.

 —Podemos quedarnos en el sofá si quieres, sé lo que es abrirle la puerta del cuarto a otra persona, es como mostrar toda tu vulnerabilidad en un espacio—. Me giro para mirarlo y puedo ver tanto en sus ojos que parecen más oscuros esa noche, supongo lo sucedido juega con sus demonios también.

—¿Me cambio y me esperas? —Asiente antes de besar mi frente. 

No me siento lista aún. Soy la chica que duerme en la casa de los chicos o lo hace en el auto o moteles, a mi cuarto no entra nadie más que Ava. Ni siquiera sé en qué estaba pensando cuando caminé con Lennon hasta la puerta ¡Diablos! 

Me froto el rostro y entro al cuarto para cambiarme por una pijama, tomo una cobija y vuelvo para ver a Lennon que se ha quitado los zapatos y está acostado en el sofá con los ojos cerrados. 

Admiro lo caliente que es, desde su cabello en un moño, me pregunto qué tan largo será. Su barba perfectamente recortada, puedo ver sus largas pestañas que envidio mucho, digo, las mías no lucen así de bonitas como las suyas. La vida es tan injusta. Miro sus labios que hacen maravillas y dejo que mis ojos vaguen por el hombre en mi sofá.

—¿Nos volvimos descarados ahora? —Abre los ojos y me río.

—Puedo mirar, es mi casa y estamos en un país libre—. Se incorpora en el mueble y me mira con descaro—. Ni sueñes vas a verme en tanga o desnuda, no soy de esas actrices porno que duermen como Dios las trajo al mundo, soy muy sensible al frío y esta es mi pijama más sensual—. Lennon suelta una carcajada y palmea el lugar a su lado pero no miento, duermo en pijamas de camisas con mangas y pantalones largos.

—Me gusta tu pijama de sandías, creo es linda y te ves adorable. Yo tampoco tolero demasiado el frío, así que ¿Nos damos calorcito? —Mueve sus cejas divertido y agradezco bromee conmigo de esa forma, obviando el tema del desastre con mi madre—. Ven—. Me siento a su lado y sus brazos enseguida me envuelven en su reconfortante calidez—. Nunca esperé nuestra primera cita terminara en una estación de policías pero es una anécdota memorable, Danai—. Me río de su tontería.

—Gracias por todo, Lennon. La fianza era más de lo que esperaba pero prometo pagarte ¿Sí?

—No te estoy cobrando, Danai. Aunque… —Se frota la barbilla —¿Un pellizquito? —Mueve sus dedos como pinzas y suelto la carcajada.

—¿Me dejas ver tus tatuajes? —. Junto mis manos en suplica y él sonríe divertido.

—Soy demasiado caliente y valgo mucho ¿Cómo vas a pagarme? —Se pone de pie subiendo y bajando sus cejas, es un tonto.

Solo Tú Me Haces RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora