CAPÍTULO 15
LONDRES, INGLATERRA
LENNON
Bien, he subido a una montaña rusa y no he muerto en el intento.
Eso es bueno ¿No?
Le temo a las alturas. Mucho.
De pequeño, quién se hace llamar mi "padre" me asustaba sacándome por el balcón de la casa, haciendo las veces de dejarme caer, el muy retorcido disfrutaba mi llanto y se reía mientras más lloraba.
Le tomé un miedo casi paralizante a las alturas, la terapia después de la muerte de mi madre ayudó un poco con eso, aunque debo confesar que Danai fue de mucha ayuda, ella y el reconfortante toque de su mano, ella y sus histéricos gritos que me hicieron liberar la tensión.
No estuvo tan mal después de todo.
Pero no volveré a montarme a una cosa de esas.
—Mi padre solía traernos a lugares así, fueron momentos felices —dice casi en un suspiro, haciendo que la mire.
Sus ojos azules se han nublado un poco pero tiene una pequeña sonrisa como si recordara algo bonito.
—Estos parques me gustan porque me hacen recordar a mi papá y lo bueno que fue, lamento si te asustaste mucho en la montaña rusa —dice enfrentándome y sonrío.
Danai es una mezcla de dulzura con toques amargos, su humor es raro como el mío pero por mucho es más buena que yo, a pesar de tener un pasado espantoso, conserva estas ganas de vivir que encuentro fascinantes.
Su energía me atrae como polilla a la luz, y no quisiera despegarme de ella.
—¿Cómo te mantienes luego de tanto? —La pregunta sale sin pensarlo, ella parpadea un par de veces, sorprendida por mis palabras.
—Ava me ayudó muchísimo, yo era literal un alma en pena, Lennon, veía lo malo por todas partes, no confiaba en nadie, sigo sin ser confiada pero Ava llegó como mi sexy ángel a sacarme de todo eso. Cuando nos conocimos no pudimos dejar de hablar ¿Sabes?
»Ella volvió a ese refugio, día tras día hasta que pudo sacarme, nos hicimos más que amigas, somos hermanas del alma, del corazón, me llevó a vivir con ella con la condición de que estudiara, así lo hice mientras trabajaba, tomé algunas sesiones de terapia, encontré las historias de L. Swartz, y me dí cuenta de muchas cosas, a veces tengo mis momentos pero no todo es tan malo.
Sonrío al escucharla hablar, se nota cuánto ama a Ava y lo mucho que esta hizo por Danai, si bien en esos ojos suyos hay tristeza, ella lo compensa con buena actitud y una sonrisa luminosa que me encanta.
Ella me gusta demasiado.
—¿Y tú? ¿Cómo sigues adelante? —pregunta guindándose de mi cuello.
—¿Inercia? —Me encojo de hombros y ella niega con la cabeza—. Supongo también tengo buenos amigos, Daniel es mi Ava —digo para verla sonreír—, estuvo conmigo cuando murió mi madre, la internación de mi hermana, era el único que creía en mí cuando todos creían que me mataría como mi mamá, en un punto quise hacerlo ¿Sabes?
»Quise hacerlo pero Daniel no me dejó, me pateó el culo para que me levantara, y así lo hice, con amor apache me recordó que debía honrar a mi mamá saliendo adelante, limpié un poco mi mierda, me enfoqué en estudiar y aquí estoy.
—Yo también lo intenté, casi lo logro una vez.
¿Qué?
Miro sus ojos que se han oscurecido totalmente, dejando ver el dolor en ellos.
—Fue poco después de escaparme de casa, solo quería acabar con todo, con el dinero que me llevé compre las pastillas, me las tomé y lo siguiente que recuerdo es despertar en un hospital, el regaño de los médicos y me escapé de ahí también, iban a ponerme en el sistema y no quería.
—Más vale que no te pusieron en ese sistema de mierda ¿Con qué lo intentaste? Yo quise con opiáceos.
—Diazepam —responde y asiento.
—Eso me lo recetaron para dormir pero no lo tomo, ni siquiera lo compré, duermo cuando me da sueño y ya.
—Si te das cuenta lo jodidos que ambos estamos ¿Verdad? —Deslizo mis manos por sus costados y siento como se estremece.
«Ella no llegó para repararme, su luz llegó para meterse en las grietas de mi vida e iluminar mi alma podrida»
Veo como reconoce la frase y sus ojos se abren en evidente sorpresa, la pego más a mi cuerpo y su respiración cambia, mis palabras y la cercanía le afectan, a mí también.
No digo más y solo la beso, la beso sintiendo cada maldita palabra que acabo de decirle, sintiendo su energía meterse en los recovecos de mi alma, impregnándose, esparciéndose como un dulce elíxir por mis venas.
Estoy sintiendo cada maldita cosa que he escrito durante años, Danai lo representa todo, a todas mis chicas de cuentos ¿Y yo? Yo solo espero no hacerla sufrir tanto como mis protagonistas.
—¿Vas a succionar mi alma, atropellador de libros? —murmura agitada en medio de nuestro beso y sonrío.
—Me descubriste, robar almas es mi otro trabajo, culo fogoso.
Le doy una nalgada que le provoca un respingo pero empieza a reírse golpeando mi pecho, terminamos por reír los dos y una voz carraspeando nos hace caer en cuenta que es nuestro turno de subir al juego.
Subimos a esta atracción que es un paseo en una especie de bote a través de unos rápidos, subimos, bajamos y nos batimos mucho mientras nos mojamos, Danai se ríe descontrolada y me río con ella y de ella, su cabello empapado es un lindo desastre, al bajar nos entregan una foto y volvemos a reírnos por largo rato.
—No era así como quería mojarme contigo, pero lo acepto—. Le quito la foto de las manos y ella me fulmina con la mirada.
—Vamos a conseguir algo para secarnos.
—O vamos a seguirnos mojando—. Muevo mis cejas y ella vuelve a reírse.
Conseguimos una tienda de souvenirs donde compramos algo de ropa para cambiarnos y terminamos pareciendo turistas americanos, Danai nos hace fotos con su teléfono y la verdad es que tenía tiempo sin hacer algo así de espontáneo o me había divertido tanto como hoy con ella.
—Tengo hambre ¿Vamos a comer pizza?
—¿Vamos a mi apartamento y pedimos algo? —Ella ladea su cabeza y me observa con una sonrisa.
—¡Vamos! ¡Pero yo manejo!
Agita las llaves y sale corriendo, me río pero corro tras ella y llegamos agitados al auto, la atrapo contra la puerta para besarla y siento todo su cuerpo reaccionar a mi toque, ella no es nada tímida, al contrario, corresponde el beso con fervor, haciéndome pensar en lo mucho que quiero desnudarla y besar esos condenados tatuajes por largas horas.
Por más que quisiera tenerla de esa forma entre mis brazos, Danai ha pasado por mucho, y no quiero que piense que solo deseo acostarme con ella.
—Vas a acabar conmigo, Lennon… —murmura en medio del beso y sonrío.
—No quiero acabarte, culo fogoso, que acabes por mí ya es otra cosa—. Bromeo y ella me empuja pero está riendo.
—¡Ya, deja de vanagloriarte y vamos a comer!
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Solo Tú Me Haces Real
RomansaEl amor duele. ¿Qué hacer cuando el amor llega en alguien tan roto como tú? Danai no ha tenido una vida fácil, en su punto más bajo encontró las historias de L. Swartz, un autor misterioso que nadie sabe cómo es. Sus letras la ayudaron a sobrelleva...