yuanfen, draco malfoy y tú

Capítulo 20.

—Hey, Granger. ¿Ahora quieres colgarte de Potter? —dijo uno de Slytherin al pasar.

—Smith. Vete a la mierda. —le enseñé el dedo del medio. —Her, no les hagas caso, la periodista esa es una estúpida.

—Solo fui a saludar a Harry porque estaba nervioso. —escondió su rostro entre sus manos. —Pero, tenés razón. Que se jodan.

—Dejarán de reírse cuando sepan que irás con Viktor. —me abrazó.

—Gracias, no me hubiese animado en hablarle.

—¿Para qué están las amigas? Además, siempre fui la caradura de las dos. —rió.

—¿Nos vemos en mi habitación a las 7? Necesito ayuda con el maquillaje. —se puso de pie.

—Ahí estaré. —dije.

Abracé mis rodillas y me quedé unos cuantos minutos sentada en la escalera del patio, hasta que alguien llegó.

—_____, ¿cierto? —era Cedric Diggory.

—La misma. Puedes sentarte si quieres. —se sentó en uno de los escalones.

—¿Has recibido mis flores? —mis ojos se abrieron como platos. —Te he enviado unos cuantos tulipanes.

—¿En serio? Quiero decir, sí. Muchas gracias, me encantaron. —improvisé. —Pero, ya tengo pareja.

—Qué lástima, realmente quería ir contigo. —suspiró. —¿Puedes ayudarme con alguien?

Me pareció un poco descortés pedir mi ayuda luego de haber sido rechazado. De todas formas, acepté.

—¿Quién es la afortunada? —reí.

—Cho Chang. —sus mejillas se ruborizaron.

—Mm, interesante tus gustos. Tengo una idea para que diga que sí. —me puse de pie. —Ven.

Ambos nos dirigimos al campo de Quidditch y con un par de hechizos escribimos la pregunta con pétalos de flores.

—Le encantará, quédate aquí. Le diré que la buscas. —me besó la mejilla y agradeció un millón de veces. —Agradeceme cuando diga que sí.

Fui al primer lugar donde creí que estaría, su sala común.

Allí mismo se encontraba, al decirle que Cedric la buscaba sus mejillas se ruborizaron y salió corriendo al campo de Quidditch.

Miré la hora en el reloj de la pared, las 6. Corrí a mi habitación para darme un baño, tomé mis cosas y me dirigí a la habitación de Her.

No había visto a Draco en todo el día, toqué la pulsera y a los segundos la mía se iluminó, al menos sabía que estaba bien.

—¿Crees que este color me sienta bien? —dijo Her al mostrarme su vestido.

—Estás hermosa. —sonreí. —Y ahora, es momento de convertirte en una reina.

Al terminar de maquillarla, mi turno había llegado.

Decidí dejar mi lacio pelo negro reposando sobre mi espalda, mascarilla de pestañas, iluminador, base y en mis labios un irresistible color bordo.

Mi vestido se escargaba de resaltar mis piernas largas, hombros anchos y un cuerpo desarrollado a base de los duros entrenamientos de Quidditch. (ver foto)

—No tengas miedo, quedará fascinado. —Hermione juntó valentía y bajó las escaleras.

Viktor se encontraba a unos pocos metros sonriente, todos giraron a verla.

Mi corazón comenzó a latir rápidamente, Draco esperaba mi llegada junto con un hermoso traje negro.

—¿Esa es _____? Está hermosa. —dijo Blaise provocando que Draco eleve la mirada.

—Señorita. —Draco estiró su brazo esperando que lo tomara.

—Señor. —reí.

Cedric me guiñó el ojo y chocó mi puño por detrás de su espalda, se encontraba acompañado por Cho Chang, el plan había resultado.

El baile estuvo bien, quiero decir, no es algo que me fascine pero verla a Her tan feliz hizo que las cosas fuesen distintas.

—¿Nos escapamos? —asentí y tomé la mano de Draco.

Salió corriendo por las puertas y terminamos sentados afuera.

—Ten, hace frío. —me protegió con su traje. —¿Bailas? —se puso de pie y dio una pequeña reverencia.

—No sé bailar. —dije algo avergonzada.

—No importa, yo te enseño.

Colocó su cálida mano por mi cintura y sujetó la otra.

—Cierra los ojos y sígueme la corriente.

Comenzó a tararear una canción y bailamos lentamente mientras nuestros rostros se acercaban cada vez más.

—Estás hermosa. —susurró y apretó un poco más mi cintura acercándome hacia él.

Nuestras respiraciones comenzaron a sentirse cercanas, al abrir los ojos me encontré con los suyos, dos esferas grises que no cesaban de brillar.

—¿Puedo preguntarte algo? —dijo aún mirándome.

—Lo que quieras.

—¿Por qué rechazaste a todos esos chicos cuándo te invitaron al baile?

—Porque no sentí nada cuando lo hicieron. —se separó de mí y me miró fijamente. —En cambio, cuando vos me invitaste, supe que era lo que quería.

—¿En serio? —dijo con un hilo de voz.

Sus labios se acercaron a los míos, su respiración se aceleró tanto que al tocar su pecho podía sentir su corazón en mi mano.

Cuando decidió seguir avanzando un llamado nos sacó de aquel sueño.

—Siento interrumpir. —dijo Fred. —Pero, Hermione está llorando en las escaleras.

—Ve, tu amiga te necesita. —besó mi frente y salí corriendo hacia ella.

Her se encontraba en las escaleras con el maquillaje corrido y sus zapatos desbaratados en el helado suelo.

—Pero, qué. ¿Qué ocurrió? —me senté a su lado y la escondí en mis brazos.

—Ron. —se secó las lágrimas. —Siempre lo arruina todo. —maldecí al estúpido unas cuantas veces.

Logré llevarla a su habitación y quitarle suavemente los restos de maquillaje. Esperé sentada a su lado hasta que cayera dormida y me retiré cautelosamente con los zapatos en la mano.

Narra Draco:

Intenté controlarme pero apenas salió al rescate de Hermione, todo mi cuerpo comenzó a temblar. Por un momento, sentí que mi corazón abandonaría su lugar.

Esta vez iba a suceder denuevo y ninguno de los dos se encontraba bajo los efectos del alcohol.

Al entrar ella ya no estaba, me dirigí hacia la sala común pero tampoco la encontré. Decidí esperar su regreso.

—Estás despierto. —dijo sosteniendo sus tacones con una mano. —Debí quedarme un rato con Her, lo siento.

—No importa, ven. —levantó su vestido y se acurrucó a mi lado.

Las llamas de la chimenea parecían saludarnos, comencé a acariciar su cabello y se acomodó aún más sobre mí.

—Creo que me gustas. —logré decir. —Pero no sé si sientes lo mismo o simplemente estás confundida. —me lamenté. —Me encantaría que pudiésemos intentarlo.

Se produjo un silencio, comencé a preocuparme por no obtener ningún tipo de respuesta.

—Hey, ¿_____? —se encontraba plácidamente dormida en mi pecho.

Mal momento para sacar mis sentimientos a la luz.