—Dios santo, comportarte—dijo el agente de la CIA viendo el comportamiento tan infantil de su acompañante.
—Hubiera preferido que me preguntaras antes de traerme aquí—respondió casi en un gruñido. Everett lo miró fijamente, sus ojos azules gracias a la cálida luz se observaban como rayos láseres.
La comida era horrible. Stephen llevaba tiempo sin entrar en un restaurante gourmet, y no sabía si sus papilas gustativas habían despertado de un trance o se había acostumbrado a comer sandwiches de almuerzo.
El ex cirujano pidió un plato que era su favorito en sus épocas, después de todo, ese almuerzo era gratis. Definitivamente horrible.Everett ni siquiera le había avisado para arreglarse. Lo único que hizo fue llegar de su trabajo y amenazarlo para abrir un portal. Todo ocurrió demasiado rápido, incluso para él. Felizmente estaba un poco presentable.
—¿Enserio no vas a comer?
—¿Problema? Sabe horrible.
—Bueno... Pensé que...
—¿Que estrañaba esta vida?
Ross asintió. Strange lo miró. Ya habían tenido una conversación de ese tema, de hecho, cuando empezaron las bases de su relación tuvieron una conversación sobre todo aquello que tuvieran duda. Fue una charla extraña, los dos estaban perdidos sobre lo que trataba el amor, eran adultos deseando que funcionara.
Lo hizo.
Se diría que son felices.
A veces, claro.—Increíble—soltó Stephen—¿Por eso no me avisaste? ¿Porque pensabas que estaría complacido de venir?
Tomó el silencio de Everett como una afirmación.
Strange se paró de su mesa y se excusó con esas miradas curiosas que tenía que ir al baño. El agente lo observó irse.Hubiera sido algo banal, una exageración, si su relación estaría estable.
Se habían separado muchísimo, Everett tenía trabajo la mayor cantidad de horas al día y Strange solía quedarse en el templo todos los dias. No habían tenido la oportunidad de tener una cita. O algo.
Ross no es mucho de expresar su cariño, tampoco le parecía inteligente hablar sobre aquel tema en medio de una comida, debería ir a buscar a donde sea que haya ido Strange y explicarle.Resultó que se había marchado.
...
—Fue bueno que me dejaras ahí sin avisarme.
—Alguien estaba disfrutando la comida.
Ross se sentó en el sillón. Debían conversar, de una buena vez.
—Stephen.
—No te preocupes, la próxima vez te dejaré un mensaje.
—Tenemos que hablar.
Tres palabras. Solo tres bastaron para lograr parar la respiración del mismísimo Doctor Strange por un momento; no quería mirar a Everett. Seguía fingiendo leer el libro entre sus manos, aunque dentro suyo, estaba temblando. ¿Había exagerado? No, para nada. Ross estaba enterado las cosas que le molestaba.
—Bien. Empieza.
—Deja el libro, porfavor—Stephen trago saliva, y dejó el libro en su escritorio. Se paró, y se quedó mirando al agente.
Había tenido relaciones anteriores que él mismo terminaba con el mismo "Tenemos que hablar" asi que entendía a donde estaba yendo. No sabía exactamente cómo sentirse. Everett se había cansado de él, ¿verdad?— Uhm, sabes lo que ha pasado con nuestra relación, supongo.—No.
—Ah, bueno... Hemos estado demasiado alejados—dijo Everett, un poco molesto por la respuesta de su pareja.
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; 12 M e s e s
DiversosRelatos sobre el fandom Johnlock y Rosstrange, por los escritos dados. El libro del "reto" estará en mi lista de lectura. T e r m i n a d o 🦎💕