Y eso es lo que me sigo diciendo cinco días después . Cuando Anthony se fue, solo tuve dos llamadas, dos llamadas el mismo día para decir que había llegado y otra para decirme que ya me extrañaba. Me dijo que tenia cosas que arreglar antes de regresar, nunca me dijo que cosas eran esas. Extrañaba a Anthony, su olor, sus ojos, su boca y sus manos. Queria hablar con él, lo queria aqui conmigo. Las veces que lo llamé me saludó su correo de voz.
El día de hoy fue milagrosamente corto. Mi teléfono empezó a sonar una vez que estacioné mi carro, batallando con mis carpetas y mi cartera vi que quien llamaba era Anthony, contesté con una sonrisa aunque él no me pudiera ver.
—¿Hola?
"Hola"
Silencio.
—¿Anthony?
"Te ves bien en esos pantalones negros y esa blusa. Me encanta tu collar"
Miré mi ropa,vestia exactamente lo que dijo. Un pantalón negro apretado, una blusa color crema con mangas cortas y un collar largo con pequeñas piedras. Unas sandalias de plataforma negras y crema.
Miré alrededor buscándolo. No lo vi.
—¿Dónde estás?
"Muy cerca de ti"
—Imagino eso. ¿Dónde exactamente?
Otra vez silencio, estaba jugando conmigo, pero no me importaba porque se encontraba aqui. Entonces escuché la puerta de un carro abrirse y cerrarse. Me giré y lo vi caminar hacia mi desde una camioneta que no le había prestado atención antes, estaba en una buena posición para ver mi apartamento desde adentro. Vestia unos vaqueros desgastados, una camisa de manga larga gris y sus botas. Bajé el celular y empecé a caminar hacia él, a medio camino solté lo que tenia en la mano y corri.
Anthony abrió los brazos y yo felizmente entré en ellos, salté para que me cargara y enrrosqué las piernas a su alrededor, él me apretó contra su firme pecho. Olia de maravillas, metí la nariz en su cuello para aspirar su aroma masculino, ese que tanto me gustaba.
—Tambien te extrañé—susurró en su pelo.
—Pensé que no volverias.—mis palabras eran amortiguadas por su piel.
—Te dije que lo haria.
Alcé la cabeza para besarlo. Él me llevó donde dejé caer mis cosas. Me desenrrosqué de su cuerpo y me agaché para recoger mis cosas.
—Te llamé—le dije sin mirarlo.
—¿Lo hiciste? Apagué mi teléfono, lo siento. ¿Podemos hablar adentro?
—Seguro.
Saqué la llave de mi bolso y abrí la puerta. Dejé todo encima de la mesita de cristal y me dirigí a la cocina.
—¿Quieres algo?—pregunté en voz alta para que me escuchara desde la sala.
—A ti—sonrei ante su respuesta.
Yo tomé una lata de coca cola y fui de nuevo a la sala. Me senté un poco lejos de él, aunque lo que más queria era sentarme a su lado y tocarlo.
—Estás muy lejos—me dijo Anthony ofreciendome su mano, la tomé y me jaló hasta quedar muy cerca.
—¿Qué pasa Anthony?
—Aun tengo cosas que atender en Detroit, asi que en algun momento voy a tener que volver allá.
—Cosas—murmuré pensativa.
—Si, cosas. Mira, te dije que haría que esto funcionara, lo hará. Quiero contarte algunas cosas...pero aun no estoy listo.
—Muy bien—dije despacio.
—Se que quieres saber y te las voy a decir,pero cuando yo me sienta listo.
Asentí, porque no tenia nada más que decir. Quitó la lata de mis manos y la puso en la mesita. Tomó mi cara en sus manos y me besó. Después me llevó al cuarto e hicimos el amor.
—Realmente pensé que ya no volverias—le digo mientras paso una uña por su epcho.
Anthony besó mi cabeza.
—Lo siento, tenia que haberte llamado.
—No importa, ahora estás aqui.
—Estaré aqui unos días y después vuelvo a Detroit y regreso acá. Vine directo del aeropuerto, ¿puedo quedarme auí hasta mañana que me registre en un hotel?
—Puedes quedarte todo el tiempo que quieras.
Asi es, lo quiero aqui cuando no esté entrenando y quiero dormir con él.
—¿Puedo?—la emoción en su voz me hizo reir, parecia un niño pequeño al que le compran el juguete que tanto quiere.
—Puedes.
—Dayron viene mañana, mientras estés en la escuela yo entreno, nos vemos por la tarde, voy a aprovechar todo el tiempo que pueda contigo. Podemos salir mañana con los chicos, supongo que tu amiga está dentro ¿qué dices?
—Me parece bien.
Nos quedamos en silencio unos minutos. Hay una pregunta que quiero hacerle, pero la verdad no se si quiero saber su respuesta, estuvo cinco día fuera, quiero saber que le tomó tanto tiempo.
—¿Anthony?
—¿Uhm?
Vacilé, tragué saliva.
—¿Tu...tuviste sexo con alguien cuando estabas en Detroit?
Anthony se tensa bajo mi cuerpo.
Mierda.
Empieza a sentarse obligándome a salir de encima de él, me siento con él. Anthony toma mi barbilla en su mano.
—No Amber, no tuve sexo con nadie, desde que te conocí aquel día en el bar no he tenido sexo con nadie. Las cosas que estaba haciendo no eran tener sexo, eres mi novia y te respeto demasiado como para faltarte el respeto de esa manera. No te engañé, no lo haré.
Besa mi frente y yo cierro los ojos suspirando de alivio, se que es sincero, me lo dijeron sus ojos.
—Se que antes tenia sexo con muchas mujeres, pero eso fue antes de encontrate, no voy a hechar a la basura lo que puede salir de nosotros juntos, por una noche de sexo, algo que puedo tener contigo y saber que en las mañanas voy a ver tu hermosa cara y no hay nada que se compare con eso. No ahora, no nunca.
Wow, sentia las lágrimas en mis ojos, me inclino y pongo un beso en su boca.
—Oh Jesus—gime Anthony y mira hacia abajo, entre sus muslos hay un bulto sobresaliendo en la sábana. Una risita fuerza su camino a través de mi garganta—¿Crees que tendria sexo con alguien más cuando un pequeño beso tuyo...me provoca esto—me dice señalando su erección.—Solo tú puedes hacer esto.
Más risas salen de mi, hasta que me obliga a acostarme y se posiciona encima de mi, no hay ropa que quitar, no hay nada que estorbe lo que está a punto de pasar.
Mi estómago gruñe y yo espero que Anthony no lo escuchara, pero entonces lo siento reir, claro que lo escuchó. Tengo hambre, pero estoy tan cómoda entre sus muslos que no quiero levantarme.
—Deberiamos comer.
—Deberiamos.—le respondo, pero ninguno de los dos se mueve hasta que mi estómago vuelve a protestar. Suspirando me levanté.
—Necesito bajar mi maleta y acercar mi camioneta—me dijo Anthony vistiendose, solo con sus pantalones, ¡Sin ropa interior! Mi boca se hizo agua y nada tiene que ver con el hambre.—si continuas mirandome asi olvidaré que tienes hambre—me dijo sin mirarme, me rei.
—Yo voy a pedir comida ¿china está bien?
—Para mi está perfecto.
La comida llegó después de veinte minutos, comimos en el piso de la sala viendo una película, esto era perfecto.
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