Estamos juntos en esto (¡¿EMBARAZO?! parte 2)

San Valentín

Este capítulo es como mil palabras más largo que los que normalmente escribo, pero quise contarles un poco sobre las citas de todas las parejas de esta historia, trate de sacar mi lado más romántico mientras escribía, y miren que eso es muy difícil.

Sé que los tengo muy abandonados en todas mis historias, pero es que la verdad esta semana ha sido agotadora, además de que no me he sentido bien de salud, nada grave, solo consecuencias el cansancio y mis pocas horas para dormir, espero mañana poder dejarles un capítulo más.

No había notado la hora, volaren mis palabras que son las 2:24 am. En realidad ya saben que lo hago con gusto y solo para complacerlos.

El día de san Valentín llegó, y aunque en un principio había sido incómodo encontrarse con sus amigos después de dejar al descubierto sus secretos, ahora todo era más fácil, nadie tenía que esconder su amor de sus amigos o del resto de los alumnos, no era sorpresa que las parejas de las que más se hablaba dentro del colegio, fuesen de Gryffindor y de Slytherin.

La pareja favorita eran Draco y Hermione, pues para todos era una demostración de que las personas muchas veces no son lo que creemos, además eran como una típica historia de película, ya saben una de esas parejas llena de clichés, enemigos enamorados, la buena y el malo, el rico y la pobre, que sin bien no era pobre si estaba muy lejos del nivel económico de él; el de gran estatus social junto a la que su familia despreciaba, a eso debíamos agregar que ambos estaban dispuestos a perder todo, menos al amor de su vida.

Por otro lado teníamos a Giny y Harry, esta pareja llevaba de esperanza a cientos de chicas, pues para nadie era un secreto que la pelirroja había estado enamorada del mejor amigo de su hermano desde que lo había conocido cuando ella solo tenía 10 años, si ella había podido conquistar a su amor imposible, seguramente otras chicas podrían tener la misma suerte, sin mencionar que juntos eran los mejores jugadores de quidditch.

Y por último teníamos a Blaise y Pansy, la clásica historia de dos personas que se conocen desde que usaban pañales, crecieron juntos siendo mejores amigos para después descubrir que se amaban más allá de una amistad.

Sí que era verdad que había otra pareja, pero ellos no daban mucho de qué hablar, eso sí, cuando alguien hablaba de la pareja más tierna, siempre salían a flote los nombres de Luna y Theo.

Esa tarde noche se podía apreciar a las chicas con sus mejores vestidos, y a los chicos con sus mejores ropas, incluso había quienes usaban trajes de gala, si bien dentro del colegio no había una celebración especial, en Hogsmeade se realizaba un baile al cual muchos alumnos de Hogwarts asistirían, ya fuese con una pareja o con su grupo de amigos. La noche era perfecta, la luna llena acompañada de miles de estrellas iluminaban el cielo.

Harry había llevado a Giny a cenar justo al lado del lago negro, si bien el hecho de que le preparaban una cena romántica ya no había sido una sorpresa, el lugar y la decoración sí que lo habían sido, la vista era espectacular, cientos de pequeñas luces flotantes iluminaban todo, el reflejo de estas sobre el agua del lago convertían el lugar en algo realmente mágico, había flores, música que salía de ningún lugar y sobre todo tenían privacidad, ahora la pelirroja estaba agradecida con Parkinson, pues sabía que era imposible que todo aquello fuese idea de Harry, el niño que vivió podría haber vencido a él mismísimo Voldemort tres veces, pero el romanticismo era otra cosa, una que él no conocía muy bien.

Por otra parte del castillo, se podía ver salir a Pansy y Blaise, se dirigían al baile igual que muchos otros alumnos, más temprano ella le había regalado a él la escoba que Harry le había ayudado a elegir, mientras que él le había regalo el hermoso vestido que ella estaba usando en ese momento, un vestido de gala color negro con bordados y pedrería verde esmeralda, además de un precioso collar de hora blanco, era sencillo y elegante a la vez, ahora su único plan era ir y bailar toda la noche hasta que los pies no les permitieran dar un solo paso más.