𝗦𝘁𝗮𝘆 𝗪𝗶𝘁𝗵 𝗠𝗲 | 𝗧𝗵𝗲 𝟭𝟬𝟬

12. 𝔏𝔞 𝔠𝔞𝔩𝔪𝔞

Maratón 2/4

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Todo estaba extrañamente normal en el campamento, ningún terrestre se acercó, ni demostraron querer atacar.

El campamento se organizaba cada día más, hoy trabajaría en la carne, pésimo servicio, era el peor trabajo en días calurosos.

La candela cada vez estaba más alta, no lo creía apropiado.

—No quiero mucho fuego, así que trata de disminuirlo con hojas mojadas.

—¿Aprendiste esto de tu novio, el terrestre?—dijo, el que estaba en la leña.

—¿Que te importa imbecil? Si no quieres que todos nos quememos, y que nos quedemos sin comer, préndelo más.

—Ellas tienen razón—habló Murphy, quien también trabajaba junto a nosotros—Un fuego caliente no a preservar bien la carne.

—Si no soportas el calor, vete del ahumador. Deberías besarnos el trasero por permitirte volver al campamento.

—Suficiente, Pedro Picapiedra, te quiero fuera de aquí, ahora—le dije, y al ver que no se movía, reitere—¡Que te fueras!

Él salió resignado de ahí, Octavia salió detrás, espero que nos traiga agua.

—Gracias.—dijo Murphy, quién seguía allí—Por defenderme.

—No te defendí, ese chico me estaba colmando la paciencia eso es todo.

Pude ver como se acercó más a mí.

—Igual, te agradezco que lo hicieras, eres la única que no me trata mal.

—¿Murphy acaso estás tratando de coquetearme? Porque si es así, deja de hacerlo, no está funcionando, no eres mi tipo—me separé, y quería salir de allí, en cualquier momento sería solo sudor.

—Claro—habló, haciéndome parar—Tu tipo son los que se creen líderes, altos, pecosos, con cabello de rulos—sabía que lo hacía para molestarme, giré lentamente y con una falsa sonrisa le respondí.

—Dios Murphy—fingi sorpresa—, ¿qué comes qué adivinas?

•••

Luego de tomar un poco, bueno, mucha agua, y tomar un descanso, caminaba por el campamento supervisando que todo este llendo bien, hasta que unos gritos me hicieron correr al ahumadero.

—¡Muchachos! ¡Fuego!—esto tenía que ser una broma.

Murphy sacó a Octavia, mientras que todo se consumía por el fuego.

—Todo esto es tu culpa, te dijimos que era mucha leña—Él se lanzó encima del chico que anteriormente discutía con nosotros.

—¡Basta! Guárdenselo para los terrestres—Bellamy los separó.