𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞

7.3K 351 100
                                    

ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴏ ᴀᴅᴜʟᴛᴏ  

ᴜɴ ᴄᴏʀᴀᴢÓɴ ᴍᴀʟ ʜᴇʀɪᴅᴏ ɪɪ/ɪɪɪ

—Blair, no puedes quedarte aquí para siempre, ya levántate.

Adrián había estado tan insistente, no me había dejado en paz desde ayer que les había contado lo sucedido, ha tratado de hacerme sentir mejor, sin embargo, eso era algo aparentemente imposible, no obstante, Jay no me había dicho ni una sola palabra, había estado con una expresión seria desde ese momento.

—Ya déjame, Adrián.

Me cubrí más con las sábanas.

—Vas a echar raíces, vamos a caminar, tú eres psicóloga y más que nadie sabes lo dañino que es guardarse las cosas y no hablarlas.

Era cierto, pero a este punto no me importaba, siendo honesta.

—No quiero hablar con nadie, por favor, ya déjame.

Era como si tuviese algo muy pesado sobre mi pecho que me impedía levantarme.

— Blair... Te hará sentir mejor.

— ¿Mejor? Llevábamos poco de relación y ya me engaño, tanto que decía quererme y querer una vida a largo plazo conmigo, estoy triste, quiero dormir y dormir y dormir y dormir... Ya déjame deprimirme en paz, no quiero ayuda.

Hubo un largo silencio por un momento.

—Vamos a dar un paseo, dúchate y vístete, tienes veinte minutos para estar lista

Quité las sábanas de mi cara y lo vi salir de mi habitación.

Con toda la pesadez que tenía encima me levanté dirigiéndome al baño, no pude evitar verme al espejo.

«Eres un desastre Blair.»

Tome una ducha caliente para relajarme, me vestí con algo cómodo y peine mi cabello.

Sali de mi habitación.

—Ya estoy lista — le avise a Adri.

La luz solar me causo dolor en mis ojos por unos segundos hasta que me acostumbre, se sentía increíble estar fuera, el clima estaba cálido, y a pesar de estar sintiéndome del asco era agradable.

Ver el cielo azul decorado por las nubes blancas solo me recordaba que el mundo no se desmoronaba, como lo había estado sintiendo últimamente.

— ¿Vamos?

Adri tenía las manos dentro de sus bolsillos. Camine a su lado.

— ¿Cómo te sientes con todo esto?

No he hablado con nadie, tampoco era que tenía ganas de hacerlo, pero ya que insiste:

—No lo sé, parece algo tan banal, estúpido he ilógico a la vez... incluso es un poco chistoso.

— ¿Lo perdonarías?

— No estoy enojada con él, lo que hizo estuvo mal, obviamente, pero literalmente lo tenía en mis narices, si no lo quise ver fue por tonta... pero preferiblemente quisiera no tener que verlo. Me equivoque, pero no era como si lo hubiese sabido.

Lo escuche reír.

— Es normal equivocarse, cometer errores y esas cosas.

— Sí — susurre.

— Al regresar a casa, no puedes encerrarte en tu habitación otra vez, y deberías hablar con Jay, esta como si todo esto le paso a él y no a ti.

Asentí en respuesta.

Clímax Donde viven las historias. Descúbrelo ahora