PETER
Verla dormir con tranquilidad después de mirar el terror en sus ojos anoche, me alivia. La ira me invade cuando pienso en el hombre que la atacó, si fuera por mi, esa escoria estaría agonizando en el hospital e incluso algo peor. Aún entre sueños Alay se mueve y eso me distrae de mis violentos pensamientos, tratando de ser cuidadoso muevo el brazo logrando deslizarme fuera de la cama, son casi las siete treinta de la mañana.
El amigo de Alay llegó alrededor de las dos en la madrugada, cuando entró a la habitación me hice al dormido, no quise que me echara. Solo escuché que soltó un suspiro y cerró la habitación dejándonos solos. Apenas hace diez minutos he oído una puerta cerrarse, así que estoy seguro que se ha ido de nuevo.
Me pregunto si es muy cercano a Alay, aunque el hecho de que vivan juntos es más que claro que si lo son.
Decido explorar la habitación mientras ella duerme. Hay algunas cajas en el rincón pero todo luce ordenado...a excepción de su cómoda y mesita de noche, tiene libros y lo que parece ser maquillaje encima de estos.
Me llama la atención los dibujos que tiene pegados en la pared, parecen ser hechos por un niño pequeño. Me recuerdan a los de Rebeca, a esa niña le fascina llenar mi antigua habitación de dibujos, siempre dice que lo hace para que cuando esté de visita en casa me sorprenda con sus dibujos, un día será una gran artista.
Continuo pasando la vista por el lugar y las puertas entre abiertas de su closet llaman mi atención, me acerco mirando de reojo que ella siga dormida. Con el dedo empujó una de las puertas, detrás de esta hay un gran espejo de cuerpo completo y me quedo ido admirando las fotografías que decoran el marco.
Ella sosteniendo a una niñas pequeña con trenzas, a su lado una chica rubia de ojos gris azuleados, ambas o más bien las tres lucen felices. Hay un par más y en algunas sale otro chico el cual despierta mi curiosidad, supongo que es novio de la rubia porque hay una donde la está besando. También en algunas sale el amigo de Alay, Thomas, y otro chico de ojos oliva y cabello ruloso.
Sigo bajando hasta dar con una que me deja sin aliento.
Alay...y yo.
Ambos mirándonos y sonriendo.
Y no es solo la mirada, es la manera en la que la veo, y la sonrisa...es de esas que dice...o más bien grita lo que sentimos el uno por el otro.
La foto luce algo descuidada y arrugada por las esquinas, como cuando guardas algo en tu billetera y después de un tiempo lo sacas dejándolo hecho un desastre.
Con cuidado la quito del marco para mirarla mejor, mi atención es interrumpida cuando oigo mi celular vibrar en mi bolsillo. Rápidamente saco el celular y maldigo en un susurro, tengo por lo menos unas cien llamadas perdidas de Beatriz...
Puta mierda, quedé en ir a su casa anoche y lo olvidé por completo.
Guardo el celular y encuentro en la mesita de noche un papel y lápiz para dejarle una nota a Alay cuando despierte.
"No pude quedarme a que despertaras...y lamento lo que pasó anoche. Aquí estoy si me necesitas, siempre y sin duda alguna.
—Peter"
Dejó la nota justo a lado de su almohada y con suma suavidad para no despertarla dejó un beso en nariz. Tomo mis zapatos en mano y salgo en puntillas, me aseguro de cerrar bien la puerta principal y camino directo al ascensor mientras me pongo los zapatos. Una señora me mira enarcando una ceja, le doy una sonrisa cordial y ella me la devuelve encantada acariciando a su feo gato.
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LA PANDILLA #2 "INCONMENSURABLE"
RomanceLa amistad entre la pandilla de Alaysa, sobrevivió muy apenas a los secretos de cada uno. Pero la marca del amor que Peter Phillips dejó en el corazón de Alay, no lo borra ni el tiempo. Siete años han pasado desde aquel accidente, y eso no impide q...