Pizza

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La mañana siguiente era un día de trabajo, y no tenía que estar ahí hasta el mediodía. Arrastré mi trasero fuerta de la cama y me quité el vestido de noche. Agradecí que él no me desnudace, bueno, tal vez quería que lo hubiese hecho porque los momentos que compartimos en la playa eran algo que no quería olvidar. Sentí que algo cambió de él la noche anterior.

Me paré bajo el agua caliente y dejé que me alcanzara. No podía dejar de pensar en Colton y lo dulce y gentíl que fué conmigo la noche anterior. Le expuse mi secreto más profundo y ahora me estaba empezando a arrepentir. No debería haberle mostrado esa parte de mí; ahora demasiado peligroso. Me puse un paltalón bastante olgado y una remera larga, me recogí mi cabello en una coleta de caballo alto y me dirigí a la cocina para hacer un poco de café. No podía quitarme de encima la sensación de estupidez por contárselo; a veces, simplemente no sé cuando mantener la boca cerrada.

Mientras esperaba que se calentara el agua, busqué en el boso y agarré mi teléfono; había un mensaje de texto de Colton.

Hola, espero que durmieras bien, sólo quería que ver si estabas levantada y como te sentías”

Se me escapó una pequeña sonrrisa mientras le contestaba.

Buenos días, dormí bien, y me siento bien, gracias por tu preocupación. Espero que tengas un día estupendo y que no trabajes muy duro”

Me alegra que te sientas bien, y siempre trabajo duro, es por eso que tengo tanto exito”.

Te creo, y gracias por cuidar de mí anoche,¡te debo una!.

Considéralo un pago por la vez que me llevaste a casa a salvo.

Tengo una reunión, hablamos luego”.

Adiós”.

Me serví un poco de café en una taza que decía : “No soy gay, pero mi exnovio lo es”, cortesía de Peyton. Me acerqué al escritorio que albergaba mi portatil, abrí el cajón y saqué el pedazo de papel que encajaba perfectamente en la parte superior de la revista. Miré el papel y cogí un bolígrafo garabateé sobre él y lo volví a poner en su lugar hasta que lo necesitara de nuevo.

Salí afuera y bajé por la calle, tenía una hora antes de tener que estar en el trabajo, así que decidí caminar las pocas cuadras que costaba llegar hasta ahí. El aire hoy era más fresco porque el sól se escondió detrás de un grupo de nubes.

Pasé delante de un Starbucks de camino al trabajo, y, por supuesto, tuve que parar para conseguír más cafeína. Entré y me puese en la fila que ocupaba la mitad de la cafetería. Agarré mi bolso y saqué el teléfono, prometí a Peyton que la llamaría y le contaría sobre la noche anterior. Marqué su número y esperé a que respondiéra; después de varios tonos saltó el contestador de voz.

_Hola Peyton, soy yo, pasé un rato fabuloso anoche con Colton. Estoy de camino al trabajo, llámame más tarde para tener una charla de chicas, te quiero.

Finalmente fué mi turno y pedí un Latte dulce de canela grande. Lo pagué y salí con mi café en la mano y me diriguí al tranajo.

Mientras caminaba por la calle llena de gente, me dí cuenta de que había una limusina negra estacionada frente a un edificio alto. La puerta de la limusina se habrió y salió una mujer que me resultaba muy familiar y luego salió Colton, siguiéndola y sujetándose la corbata. Me sentí enferma del estómago y el corazón se me empezó a acelerar, no por pasión, sinó por los nervios. Él miró alrededor y me vió de pie a unos metros de distancia. No podía dejarle saber la rabia y los celos que estaba sintiendo en ese momento al verlos juntos, así que sonreí y saludé como haría cualquier amiga. Su expresión era de dolor cuando me vió. No me devolvió la sonrisa, sólo pudo arreglárselas para darme un pequeño saludo con la mano. Caminaron hasta el alto edificio y entraron, mientras pasaba por delante, noté el nombre del negocio en las grandes puertas dobles, “Empresas Donovan” . Nunca me dí cuenta de lo que era este edificio mientras pasaba todo el tiempo por delante de él.

Contigo hasta el final.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora