Capítulo 20

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Podía escuchar el lejano sonido del océano, junto a algunas aves y el sonido de risas en el exterior. Había un ligero aroma a madera quemada, seguramente por alguna fogata. Sentía tanta tranquilidad en aquel momento que lo que menos deseaba era despertar. Estiró los dedos de sus pies, notando como estos estaban enredados con los de Jeno.


Abrió sus ojos lentamente, siendo testigo de como los últimos vestigios del atardecer se despedían tras la línea del horizonte. Las cortinas del gran ventanal se habían movido debido a la salada brisa que por ella entraba. Unas personas pasaron por el frente cargando algunas varillas de madera.


La mano que rodeaba su cuerpo ocasionó que su espalda quedara completamente cubierta por el pecho del alfa, casi parecía un abrigo, solo que con un aroma mucho más agradable. Su tranquila respiración causaba estragos en la nuca del omega y ni hablar de como se habían vuelto los latidos de su corazón, sobre todo al olfatear la mezcla de aromas tan seductora que había en el aire. Estaba cargado con feromonas de atracción, como si de una pareja recién enlazada se tratara. Recién notando en ese momento que el efecto del inhibidor de aromas se había acabado.


Al girarse, el rostro de Jeno quedo unos centímetros más arriba en la almohada, pero aún así se encontraban lo suficientemente cerca como para besarse. No es como si por la cabeza de Jaemin hubiera cruzado esa idea, claro que no. Solo era una forma de decir. 


Acomodó las manos bajo el lateral de su rostro, tomando su tiempo para apreciar la expresión tranquila de Jeno. Fijándose en como una de sus mejillas se abultaba al estar completamente reposada en la almohada y como su cabello se enredaba entre las largas pestañas. Tierno, venía a su mente, aunque quizá esa no era la forma más adecuada de catalogar a un alfa, sobre todo a uno de aura tan intimidante como Jeno.


Pero algo debía admitir Jaemin, algo de lo que se había dado cuenta ya desde hace un tiempo atrás, y es que Jeno de intimidante solo tenía el aura, porque en realidad era como un cachorrito falto de cariños. Tal y como lo demostraba ahora, acariciando con su nariz la mejilla del omega como si fuera un gato, mientras dejaba pequeños besos inocentes que le generaban cosquillas a Jaemin.


El corazón de Jaemin palpitaba fuerte, aún más cuando aquellos inocentes besos se acercaban más de lo permitido a la comisura de sus labios. Su puño apretó la ropa de Jeno ante las sensaciones que estaba sintiendo. El rostro de Jeno se alejó para apreciar lo rosada que se había vuelto la piel de Jaemin. Aquello siendo suficiente para que el peli-azul notara lo dilatadas que parecían estar sus pupilas, mismas que le observaban como si intentara grabarse su rostro después de no haberse visto durante mucho tiempo. Jaemin llevó su mano hacia los cabellos que cubrían la frente del alfa, haciéndolos a un lado para despejar el rostro de Jeno, y es que de cierta manera parecía diferente. Lo miraba con tanta intensidad que sentía ganas de retorcerse y mostrarle el cuello. Algo iluminaba su mirada, como si las estrellas en ellos hubieran estado eclipsadas hasta aquel día. Era extraño, pero de igual manera atrayente. Los ojos de Jeno no dejaban de recorrer sus facciones, pero por alguna razón siempre volvían a los ojos del omega.

𝙔𝙚𝙡𝙡𝙤𝙬   •°  𝚗𝚘𝚖𝚒𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora