Ayer, 3 de noviembre de 2020, se cumplían 63 años de uno de los eventos más importantes y trágicos de la carrera espacial que se dio entre los Estados Unidos y la Unión Soviética a lo largo del siglo XX, estamos hablando del lanzamiento a orbita de Laika, el primer mamífero en ir al espacio.
El 3 de noviembre de 1957, Laika seria puesta a bordo del satélite Sputnik 2 para que así la URSS obtenga otra anotación en lo que en ese momento se conocía como “La carrera Espacial”. Esta tripulante fue elegida entre una serie de canes callejeros y se le reconocía gracias a que era dócil y podía estar en espacio pequeños. El objetivo de su misión era estudiar el comportamiento de la vida en el espacio, lastimosamente por fallas en su nave sufrió de hipertermia y murió a las pocas horas del lanzamiento.
Tras la caída de la Unión Soviética varios de los científicos que participaron en este proyecto admitieron estar arrepentidos y confesaron que lo aprendido en esa misión no podía justificar la vida de ningún ser vivo.
Laika tiene uno de los más grandes honores en la historia de la humanidad y su legado continua hasta el día de hoy, pero también es un monumento a la crueldad maquiavélica del ser humano y nos da una lección de empatía sobre todos los seres vivos del planeta, especialmente de aquellos que son los mejores amigos del hombre.
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