Capítulo 28.

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En donde sucede un imprevisto.

15 de Noviembre de 2019

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15 de Noviembre de 2019.

Estaba un poco impaciente.

Bueno, estaba muy impaciente.

Después de que Virginia colgó inesperadamente la llamada intenté marcar su número muchísimas veces, todas me mandaron al buzón de voz.

No dejé ningún mensaje de voz porque sabía que no los iba a escuchar y por la madrugada me rendí. Ahora es muy temprano y estoy esperando a que sea una hora prudente para ir a verla antes de ir a la escuela.

Había dicho que estaba enamorada de mí más no sé si lo siga estando.

No puedo entenderlo, ni siquiera me imaginé que yo llegara a gustarle.

Decidí conciliar un poco más el sueño, aún es muy temprano como para levantarme. Pero ya debería saber que una siesta de media hora siempre se convierte en una de más horas.

Desperté media hora antes de la entrada de la escuela por lo que tuve que alistarme en tiempo récord y olvidar mi plan sobre ir a verla. Tendría que esperar hasta ir a la escuela.

(...)

Había llegado la hora del descanso, me gasté la mitad de ese tiempo buscando a Virginia en todos lados y no la encontré, así que algo rendido me senté en la mesa que siempre ocupábamos de la cafetería a esperar que llegara de la nada a sentarse conmigo. Claro que no pasó.

Pero Poliana si llegó y desde el momento en que la vi supe que iba a reprocharme algo.

—Así que... Virginia no ha salido de su cuarto desde ayer en la noche y cuando la esperaba para irnos juntas a la escuela dijo que no se sentía bien. ¿Algo que decir al respecto?

No le di más vueltas al asunto y le conté todo, desde nuestra pequeña pelea—ya que no había querido decirle nada—, hasta la llamada de ayer por la noche.

Me sorprendió que por primera vez Poli me dejó contar todo sin interrumpir y se guardó su opinión para el final.

—¿Sabes cuál es tu mayor problema? Siempre das las cosas por hecho.

Ni siquiera me dejó contestar su pregunta.

—¿A qué te refieres?

—A ver, hagamos un análisis de los últimos meses. Sabemos que siempre que ves a una chica mínimamente linda, das por hecho que te gusta, cuando de seguro apenas y te atrae. Ahora, si hablamos de Virginia, la primera vez que la viste también diste por hecho que te gustaba y cuando cambio un poco su apariencia, de seguro pensaste lo peor de ella.

»Claro que te equivocaste al conocerla, luego tu hermano metió en tu pequeña cabeza la idea de que te estabas quedando atrás en cuanto a vivir tu sexualidad y tu diste por hecho que necesitabas vivirla en ese mismo momento, lo que te llevó a pedírselo a Virginia, te diste cuenta de que te gustaba y la besaste pero luego besaste a Pamela.

El Primer IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora