7.

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El omega se despertó temprano, inundado por un fuerte aroma a vino, analizó la habitación donde se encontraba, siendo esta totalmente desconocida, pero se sorprendió todavía más al reconocer al chico de hoyuelos durmiendo bajo de sí. Intentó levantarse, pero no pudo, estaba siendo abrazado por el alfa, sin embargo, no tenía miedo, pues ambos estaban vestidos, aun así, no quería seguir en esa posición, por lo que intentó zafarse.

El sueño del alfa fue perturbado por un movimiento sobre su pecho, abrió sus ojos y el movimiento se detuvo, esperó a que sus ojos se adaptasen a la luz y pudo ver a un paniqueado omega de dulce aroma a chocolate. Le sorprendió mucho poder percibir el aroma dulce, pues su bestia hacía que la mayoría de los omegas tuvieran un aroma horrible, pero toda su burbuja de pensamientos se vio interrumpida por el pequeño.

— ¡Kim! Maldita sea llevo como 3 minutos hablándote, por dios suéltame idiota. — Dijo "molesto", aunque parecía más tierno.

— ¡Hey! Tranquilo. ¿Así le hablas al alfa que te salvó? Énfasis en "te salvó".

— Idiota solo... Suéltame ¿sí?

— Dame 3 razones para hacerlo.

—Ok, deja pienso... Uno yo odio a los idiotas mujeriegos, dos tú eres un idiota mujeriego, tres eres un alfa y yo odio a los alfas, énfasis en "odio".

— Pues este alfa, idiota y mujeriego no te va a soltar hasta que le des un beso. — Se sintió traicionado por su propio cerebro, pero le divirtió en sobremanera ver el sonrojo del contrario.

— ¡¿Qué?! — Dijo con ese hermoso sonrojo adornando sus mejillas. — N-no, no pienso besarte, simplemente no lo haré.

— Bueno, creo que hoy nos perderemos el examen.

Joon comenzó a olfatear el cuello del menor, y al principio sintió que le gustaba, pero una ola de recuerdos lo atacó, desgraciadamente no eran nada agradables.

— Kim, ¡¿q-qué haces?! P-para por favor. Namjoon para, ¡te lo ruego! — Dijo el chico pelinegro al borde del colapso. Consiguió que el mayor se separase y se vieron a los ojos.

— Ey, tranquilo. No te voy a hacer daño, no llores por favor. — Dijo con un tono preocupado, llevé una mano a su mejilla, y efectivamente estaba llorando, él ya le había soltado, así que se levantó, entró a una puerta de su habitación y aseguró la puerta. Cuando entró le inundó su aroma, al cabo de diez minutos, empezó a sentir calor y liberar su aroma. Estaba entrando en celo.

El de hoyuelos vio como el menor se metía en su armario y después pudo sentir un delicioso aroma penetrante provenir de ahí, se acercó y tocó la puerta tres veces, nadie le respondió, repitió su acción y pudo escuchar pasos acercándose.

— ¡¿Qué quieres Kim?! — Jadeó. — No pienso ah~ abrir. — Volvió a decir con algunos gemidos de por medio.

— Si abres te puedo ayudar Jin. — Contrario a lo que se podría suponer, no lo dijo de manera lujuriosa, pues solamente sentía una tremenda necesidad de dar cuidado y protección a aquel chico.

— Si con ayudar te refieres a violarme, no gracias. — Se sorprendió cuando usó el término "violar" pero no se rindió.

— No, Jin, no me refiero a eso, tengo supresores para Omegas, pero, si no abres, no te los puedo dar. Confía en mí.

Pareció meditarlo, pues no respondió, pero tampoco abrió. Después de unos segundos, la puerta se empezó a abrir y ahí estaba Jin, sudando, con un sonrojo muy ligero, con los pelos ligeramente pegados a su frente, su boquita entre abierta, y lo mejor de todo, con una de las camisas del mayor. Entregó los supresores y un vaso de agua al chico para después ir a darse una ducha de agua fría, al salir no esperaba encontrarlo profundamente dormido en la cama. Por simple educación decidió dejarlo dormir, se vistió y llamó a sus amigos para pedir consejo.

— ¿Hay alguien más aquí Namjoon?

— Huele muy bien hyung. — Gruñó bajo como respuesta, su bestia deseando declararse dueño del dulce aroma, sin embargo, sería solo una mentira. — Ey tranquilo hyung.

— Sí Nam, no hay razones para ponerse así... ¿O sí? – Dijo dándole una mirada sugerente.

— Justo de eso quería hablar. ¿Se acuerdan del omega de hombros anchos? — Al terminar de contar su relato, ambos amigos comenzaron a reír escandalosamente. — ¿Por qué se ríen? No es chistoso.

— Claro que sí, siempre dices "yo nunca me enamoro" y mírate, cayendo por el único chico que ni la cara te quiere ver. La verdad, era algo que nunca me hubiera imaginado.

— ¿Qué? ¿Por qué no? Espera, yo no estoy cayendo por nadie.

— Sí hyung, a eso que usted siente se le llama amor.

— En fin, mejor nos vamos, creo que tu invitado ya se despertó.

— Adiós hyung, suerte.

Kim se volteó y pudo ver al chico que antes dormía con sus dos ojitos cristalizados.

— ¿Qué te sucede? ¿Por qué lloras?

— Yo... Pensé que te habías ido. — No era sorpresa que actuara así, la mayoría de esa jerarquía solía ser sensible a la hora del celo, sin mencionar que aquel chico había sido sometido a toda clase de emociones fuertes en esas 24 horas.

— Claro que no pequeño, solo que no quise despertarte.

❦︎Te declaro mío❦︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora