CAPITULO IX

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DAMAS Y CABALLEROS, LES PISO QUE TENGAN PAÑUELOS, ES EL CAPITULO QUE NADIE QUERIA QUE LLEGARA PERO... ASI TENIA QUE SER 

Astoria se va...

COMENCEMOS

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El tiempo paso, el tiempo paso en más de un suspiro, la chimenea del cuarto de Draco estaba llena de recuerdos, desde la foto de la boda con su esposa, hasta la foto donde estaba el pequeño Scorpius

Pero en esa noche...

Draco jamás la podría olvidar, esa noche llena de tristeza y dolor, esa noche que le arrebataron su mayor fuerza para vivir, su mayor anhelo... lo mejor que le puso haber pasado

Esa noche llovía, esa noche... llovía como despidiéndose de alguien y estuviera triste por su partida y muy pronto le daría la bienvenida

Draco estaba tratando de llamar al médico, su madre había salido de la ciudad y no la ubicaría hasta horas después y más con esta lluvia cualquiera tardaría en llegar, el doctor no contestaba y ningún familiar contestaba

Draco se asomó por la habitación y noto como Astoria estaba cada vez más débil, su piel estaba casi trasparente por la palidez –Tranquila querida, todo estará bien-dijo besando su frente y secando el sudor que hacía que su cabello y su ropa se empapara

Astoria con rapidez le extendió la mano –No te vayas-dijo para después ver a la cuna y extendió si mano, mientras algunas lágrimas bajaban–Trae a Scorpius-dijo débilmente pasando saliva

Draco miro a la cuna y después a su esposa, beso su mano y rápidamente fue por el pequeño, este parecía incomodo pues empezó a sacar balbuceos y una vez que lo dejo en brazos de Asteria se quedó quieto –Gracias-dijo con esfuerzo y en eso lo miro con ojos cristalinos–No te pongas así, me iré con ustedes a mi lado-dijo sonriendo

Draco no soportaría esto, se incoo con dolor -no me dejes-dijo Draco llorando rogándole, Asteria nunca había visto así a Draco y lágrimas bajaron, no quería verlo triste, no quería que sufriera –Quédate-dijo tomando frágilmente su rostro viendo la palidez y sudor de su amada

Asteria lo miro –No, yo nunca te dejare-dijo sobando la mejilla de Draco –siempre estaré contigo-dijo sonriendo

Draco abrazo fuertemente a Astoria mientras que esta tenía en brazos a Scorpius, Draco si fuera por él nunca la dejaría, la tendría en sus brazos protegiéndola de todo mal... pero las cosas no eran así

Esa noche fue la más larga, los segundos parecieron minutos y estos horas, Draco rogaba para que pronto pudiera ver el sol entrar por las ventanas, Astoria toco su brazo y lo miro con esos hermosos ojos verdes –Has lo que me prometiste-dijo mientras delgadas y delicadas lagrimas rodaban

Draco le quedo viendo mientras miraba a su esposa y recordó la promesa-No, no la hare, porque estarás conmigo-dijo convencido aunque fuera una mentira

Astoria le dio una sonrisa –Por mucho que ocupe un lugar en tu corazón yo reconozco que no soy dueña de este-dijo tristemente –Recuerda, no me iré hasta que la cumplas-dijo mientras poco a poco se podía sentir cada vez más débil

Draco no la quería ver así, era su peor pesadillas, pero no le quedaba de otra –Bien lo juro-dijo besando delicadamente la mano de su amada, Astoria se quedó en brazos de Draco, con una gran sonrisa, hasta que los primeros rayos del amanecer se asomaron

Draco miro el sol entrar por la ventana sintió un calor pasar por su piel, era algo reconfortante –Querida, mira el amanecer-dijo con una sonrisa

EL REENCUENTRO DE UNA PROMESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora