EL REENCUENTRO DE UNA PROMESA

CAPITULO II

Todo el mundo mágico conocía a los Malfoy ya sea por cosas buenas oh cosas malas pero nadie, nadie en su sano juicio podría juzgar el gran matrimonio que era Draco Malfoy y Asteria Greengrass

Pero claro que, si hay gente que los juzgaba por todo, algunos rumores decían que Asteria fue obligada por su familia para quedar bien ante la sociedad, algunos dicen que Narcissa busco entre todas las mujeres de aun sangre pura para buscar la apropiada y otros más dicen que hechizaron a la pobre

Cosas que eran totalmente equivocadas ya que Astoria y Draco estaban felizmente enamorados y ellos mismos lo podían comprobar, ambos se enamoraron ese último año en Hogwarts, Draco era el muchacho solo y sin amigos y Asteria era la niña solitaria que estaba en un rincón leyendo

A pesar de su soledad y de su pasado ambos lograron encontrar una pequeña compañía, una pequeña amistad que originó el fuego de ese amor, Astoria supo muchos secretos por parte del rubio, muchos los entendió y le dio su apoyo, otros... simplemente eran difíciles de creer

Pero a pesar de que Draco veía un amor imposible en alguien más, ese amor platónico ante su salvador,  a pesar de que ese año supo que su amor se casó, esa hermosa primavera ambos decidieron darse una oportunidad, una oportunidad que se volvió algo mucho más grande y profundo

Después de que Draco termino como Medimago y Astoria como una maga certificada pero sin poder terminar en un trabajo fijo pero eso no evito que su amor aumentara y después de un año de relación, se casaron en la mansión Malfoy

Narcissa y Lucius no aceptaron en un principio el matrimonio entre ellos dos ya que siempre reclamaron que su sangre no era tan pura para un Malfoy pero Astoria no le importaba, amaba a Draco sin importar nada

Ante tal arriesgada decisión los Malfoy poco a poco la fueron aceptando y más cuando en la cuidad, lanzaban pestes hacia Draco pero ella siempre lo defendía sin importarle las duras y crueles palabras que lanzaban

Eran un matrimonio perfecto pero... ambos sabían que les faltaba algo, ese detonante para que su amor surgiera mejor que cualquiera pero ese algo... no sería tan sencillo

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En primavera en Inglaterra exactamente en la mansión Malfoy pero adentro no se sentía exactamente un ambiente cálido era un ambiente frio

Narcissa Malfoy y Draco su hijo estaban peleando sobre cosas que para Draco eran sin importancia -Te digo que tienes que hacerte cargo de la empresa de tu padre-dijo Narcisa tratando de que su hijo entrara en razón

-no lo haré entiéndelo-dijo Draco ya harto

-Tu padre estaría orgulloso-dijo Narcissa usando su última carta, pues sabía que Draco después de ver como se llevaban a su padre a Azkaban lo volvió sensible ese tema

Draco miro a su madre enojado –NO, Yo ahora tomo mis decisiones no crees que ya tengo suficiente, me obligo a ponerme la marca tenebrosa, por eso que nadie nos cree-dijo con frustración- por eso es que la gente nos tiene asco al pasar-dijo con enojo hacia su madre

Narcissa se quedó callada mientras sus ojos lloraban, Draco ya no caería ante esos chantajes –Mi padre hubiera salido de Azkaban si hubiera dicho todo, pero no lo hizo por eso es suficiente con que este en Azkaban-dijo mientras trataba de salir de la oficina

Narcissa lo vio y se acercó a Draco –hijo, ya es tiempo de que le des a nuestro apellido un heredero- dijo calmadamente –yo no estaré aquí siempre y quiero ver a mis nietos, tu esposa es hermosa y tú eres muy guapo imagínate los hermosos angelitos que correrían por la casa-