𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐎𝐜𝐡𝐨

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ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴏ ᴀᴅᴜʟᴛᴏ

ɴᴜᴇᴠᴏ ɪɴɪᴄɪᴏ

 El agua tibia caí de la regadera sobre nuestros cuerpos mientras me mantenía de rodillas frente a él, chupando su largo y grueso pene; su mano en mi cabeza lo profundizaba a un más, a tal punto de causarme leves arcadas, podía sentir sus pronunciadas venas contra mi lengua... Y toda mi boca.

Halaba mi cabello suavemente a la vez que soltaba tenues gemidos de su parte. Era evidente el placer que sentía, una sensación contagiosa.

Halo mi cabello haciendo que lo mirara a los ojos, esa mirada oscurecida extasiada de placer. Sustituyo mi boca por su mano, masturbándose a sí mismo, no hacía falta ni que lo dijera, simplemente abrí aún más mi boca recibiendo cada gota de semen que expulsaba su pene, y sin pensarlo, lo trague todo.

Eso basto para que pudiera ponerme de pie, y sin oportunidad de poder hacer algo más, me pego contra la pared y separo mis piernas, deslizando sus dedos sobre mi clítoris. Sus labios se posaron sobre mis hombros, mordiendo ligeramente mi piel a la vez que deslizaba su erección dentro de mí, sus embestidas eran lentas y precisas, sin apartar sus labios de mí moviéndolos hacia mi cuello, recorriendo un camino hasta el lóbulo de mi oreja, envolviéndolo en la calidez de su lengua y la suave húmeda textura de sus labios.

Sin dejar de tocarme en mi punto más débil, con el más mínimo esfuerzo me condujo, no a uno, si no a dos placenteros orgasmos que consumieron gran parte de mi energía.

Dejo besos por todo mis hombros, cuello y mejillas.

Tomo la esponja y vertió jabón líquido sobre esta para luego pasarla por todo mi cuerpo en un tono delicado, a la vez que yo bañaba su abdomen con mis manos, trazando las leves líneas que lo definían.

— ¿Vas a trabajar? — Susurre lo suficientemente alto como para que me escuchara.

— Sí, me quedaría contigo todo el día, pero tengo una reunión muy importante, igual tratare de salir temprano, quizás podamos hacer algo en la noche.

Moria por dar un afirmativo a su propuesta, sin embargo, no podía olvidar que mis padres aun seguían aquí y ya he estado lo suficientemente alejada de ellos, seguramente quieran hacer alguna actividad juntos y aprovechar el tiempo, ya que su estadía aquí era corta.

— Me encantaría, pero mis padres están aquí y debo darles mi atención, y lo más seguro es que pasemos todo el día juntos.

Recosté mi cabeza de su pecho, recibiendo sus carias en mi cabello.

— No hay problema con eso, haz tus cosas, no me iré a ningún lado.

Cruce mis brazos alrededor de él, dejando que el agua cayera sobre nosotros y que se llevara toda la espuma de nuestros cuerpos. Me sentía cansada y soñolienta, a pesar de haber dormido las horas necesarias.

Momentos después él salió de la ducha, yo por otro lado me quede un poco más para poder acondicionar mi cabello, luego de eso, tome el cepillo de dientes que Liam me había dado y lave mis dientes.

Tomé una toalla del anaquel y me envolví en ella antes de salir del baño. Me daba cuenta de que no tenía ropa cómoda para vestir, y lo unió que tenía era el vestido con el que había venido ayer.

Me dirigí hacia su closet, consistía en una habitación de tamaño mediano, bastante espacioso. Supuse que al tener un closet de este tamaño tendría con que llenarlo, pero era todo lo contrario, solo utilizaba unos quince porcientos de todo el espacio.

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