Apoyo mi mentón en la palma de mi mano, con la otra tamborileo mis uñas sobre la encimera mientras le dedico una mirada al hombre frente a mi.
—¿En serio, papá? —reitero por cuarta vez, impaciente.
Hardin Scott, mi amado progenitor, asiente, desinteresado pero muy decido a joderme una de las cosas que he estado planeando los últimos tres meses.
—Si, muy en serio. Ya te lo he dicho: Eres demasiado joven para eso —sostiene sin dejar de quitarse una venda del brazo. Anoche se retocó, después de años, los tatuajes que tenía allí luego de que yo le dijera que estaban estropeados como la mierda.
Volteo los ojos. A este paso papá no me dejará hacer nada.
—Ya tengo diecisiete años —le recuerdo que ya no soy una pequeña de seis años.
Él sigue sin mirarme.
—Es el viaje de fin de curso…—le digo en un intento de convencerlo.
Nada, otra vez.
—¡El año pasado, el tío Landon dejó que Addy fuera! —espeto levantando la voz, exponiendo que es ridículo que no me deje viajar sola. Es que ni siquiera estaré sola, por dios.
Papá hace caso omiso a mis palabras y se levanta en busca del desayuno. Me muerdo la lengua para no sacar mi furia indecente. Adoro a papá, sé que sólo trata de protegerme pero a veces me saca de quicio.
Me paso la mano por el pelo.
—¡No es justo! —Me levanto de golpe. Aprieto mi agarre en la mesa —. ¡Tengo un promedio casi sobresaliente, dijiste...!
—Ya basta, cariño —me calla, pasándome un plato con tocino y huevos fritos.
¡Por la puta madre! ¡¿Es que no entiende que puedo cuidarme sola?!
Miro el plato. Muy pocas veces el mal humor logra quitarme el hambre. Soy de esas personas que mientras más se frustra, más ganas de tragar tiene. Pero hoy parece no ser de esos días.
—Lo siento, pero no vas a ir —decide y quiero lanzarle 20 puteadas —. A menos que accedas a que te acompañe de carabina —negocia.
Ja.
Meneo la cabeza.
—No. Ni lo sueñes —aseguro. Cualquier cosa, menos eso. Tener a papá vigilándome es decirle adiós a la diversión.
Papá suspira con una calma perturbadora.
—Entonces olvídate del viaje. —sentencia.
Aprieto mis puños a mis costados. ¿Por qué a los padres se les dificulta tanto aceptar que sus hijos ya crecieron? ¿Por qué mierda papá no entiende que soy responsable de mi misma? ¡Carajo!
«Cálmate, Em. No digas nada de lo que te arrepientas luego.»
Ash… ¿Qué puedo hacer?
Pienso en cualquier argumento válido que pueda convencerlo para que me deje ir, pero nada se me ocurre. Ojalá fuera más como mamá, ella sí que confía en mi y no me retiene.
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After of the shades © (+18)
Roman d'amourElla era Emery Scott, hija de Tessa Young, la fantástica organizadora de bodas y Hardin Scott el escritor del momento. Él era Theodore Grey, hijo de Anastasia Steele y el empresario multimillonario, Christian Grey. [HISTORIA CREADA A PARTIR DE LOS...