Oso De Peluche |Showki|

cap. 11

Luego de "confesarse sus sentimientos mutuamente", dieron un recorrido por las demás atracciones que ofrecían otros clubes, terminando con el café improvisado y lleno de lolis del club de cocina.

Kihyun volvió a su casa ese día con una gran sonrisa de idiota y con felicidad que desbordaba, en ese recorrido en el cual estuvieron ellos dos solos se encargaron de poner en claro algunas cosas.

Una de esas -y la que más le gustaba a Kihyun- era que efectivamente eran pareja. No le puso mucha atención a las demás cosas que dijo su mayor pero tampoco importaba, este era el primer novio que tenía, serían tres meses pero los disfrutaría mucho.

Abrió la puerta de su casa, se descalzo, anuncio que había llegado y como nunca, unos gritos desde la cocina lo recibieron. Alzó su visita ligeramente confundido, su madre nunca volvía temprano del trabajo, no estaba en casa hasta las 2 de la madrugada.

—No me interesa, es tú trabajo y harás lo que te diga —esa era una voz intrusa, algo que alarmó inmediatamente a Kihyun.

Se quito su chaqueta junto a su mochila y las dejó tiradas a un lado de la entrada, entró a la cocina y logró ver a su madre discutiendo con su jefe, lo sabía bien, lo había visto desde pequeño en reuniones o en la cena de Navidad ya que casi siempre iban a la casa de aquel señor para Navidad.

Su madre decía que los había ayudado mucho cuando su padre los dejó así que le debía mucho a ese hombre, pero Kihyun sentía que ya no le debían nada, su deuda había sido pagada hace tiempo.

—Usted no puede venir a nuestra casa y gritarle así a mi madre —habló firme poniéndose frente a su madre, encarando al hombre—. Lo que tengan que discutir háganlo en el trabajo por favor, aquí no.

Si había algo que Kihyun odiaba era a la gente irrespetuosa y abusadora. Este hombre era ambas, por eso le repudiada.

—No te preocupes Kiki —habló ahora su madre—. El señor Kim ya se iba.

Jiseong acompaño al señor Kim hasta la puerta mientras yo me quedaba esperándola en la cocina, abrí la heladera y saque una manzana para comer, mientras la lavaba escuche a mi madre entrar a la cocina.

—Kiki, no debes hablarle así al señor Kim —comenzó lo que sería un largo discurso, el mismo discurso de siempre y terminaría de la misma forma que siempre; ambos enojados y por lo orgullosos que son, apenas hablarían.

—Mamá, te dije que no me gusta como te trata —intervino Kihyun—. Debes buscar otro empleo, tu ya no le debes nada, el abusa de eso.

—No es así Kihyunnie —denegó su madre con tono tierno para no preocupar más a su hijo—. Él es mi jefe y debo hacer lo que pida para poder comer todos los días.

—¿Qué ha sido ahora? —pregunto no muy convencido. Aun no había dado mordisco a la manzana en sus manos, se le estaba yendo el apetito.

—Tendremos que viajar a Tokio por unos meses —informó, ya se lo veía venir—. Nos iremos en un mes.