2B. tres - perdida en otros ojos.

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—Detras de la mala suerte.

—¿Por qué no mejor le preguntas a él cuando lo veas? También me gustaría saber que está pasando en Yokohama últimamente —habló el que le cargaba, volviendo a suspirar. Últimamente, todo había sido problemas para su vida.

Por fin, al llegar a una habitación, el mafioso le dejó sentada sobre una cama de colchón suave y esponjoso.

—Voy a dejarte aquí, este piso está casi vacío y nadie te molestará —avisó como si fuese su hija o hijo a quien ordenaba algo.

René le miraba directamente a los ojos sin sentir preocupación u otro sentimiento... Ella solo le miraba, así que él se sintió nervioso.

—¿Te sucede algo? —le preguntó, pero ella negó bajando la mirada hasta el suelo—. Bien, sé que puedes no sentirte segura, así voy a cerrar con el seguro, pero si alguien te molesta, dile que estás bajo la protección de Nakahara Chuuya.

—¿Ese es su nombre? —inquirió ella al instante, y aunque al bajito le dio por desviar la mirada, asintió.

—Sí, es mi nombre. Ahora quédate aquí y coopera para que pueda dejarte ir —le pidió por último, y sin más que hacer, abandonó la habitación con el sonido del cerrojo siendo puesto tal como había prometido.

Decir que René estaba drogada, era decir poco, aunque inesperadamente, eso no evitaba que todavía conservara su buen juicio tan neutral y objetivo como el de nadie, sin embargo, su cuerpo era el que no respondía como le mandaba, así que sin poder hacer nada acerca de ello, se dejó caer en la cama y cerró los ojos para pensar en nada.

La pregunta era: hacer caso al nombrado Nakahara... o escapar como una rata sin confiar en su promesa.

Tenía que poner en claro los pros y los contras. Si se quedaba, cabía la posibilidad de que él no cumpliera aunque se portara bien, sobre todo, el edificio era enorme, lo comprobó al ver los pisos que subieron en el elevador.
Por otra parte, si escapaba, posiblemente no duraría ningún segundo en territorio de la mafia, y decir que estaba siendo protegida por Chuuya no serviría de nada, aunque si lograba escapar, volvería a casa y no le contaría nada a sus padres, de todas formas ellos jamás preguntaban por su vida.

—¡He venido a rescatar a mi bella dama de las garras del dragón! —exclamó alguien dentro de la habitación.

René ni siquiera abrió los ojos al adivinar de quien se trataba solo por su voz.

—¿Cuánto daño te han hecho? ¿Cuánto has tenido que llorar mi presencia? —siguió con el espectáculo—. ¡No te preocupes, ahora estoy aquí y voy a protegerte lo que me quede de vida!

—Lo lamento, aquí no hay ninguna bella dama a quien tengas que rescatar. Él dijo que si me porto bien, me dejará libre, y no creo que tú entres en esa conducta —amenazó indirecta y el otro cayó de rodillas como si le hubieran dado con una flecha en el corazón.

—Eres tan sincera que duele —dijo, todavía no derrotado.

Unos segundos después, el castaño detective ocupó asiento junto a ella en la cama.

—Mi nombre es Dazai Osamu, es un gusto conocerte, pero no me digas tu nombre, porque supongo que has de llamarte "el amor de mi vida". —Juguetón le ayudó a sentarse en la cama, y ella abrió los ojos.

—Nombre equivocado, en realidad soy Satō René. —Mató su juego en un segundo.

—Posiblemente sea tu segundo nombre —insistió. Ella era una chica dura de conquistar, así que seguiría con su juego.

Inhabilidad | Bungo Stray Dogs, Historia InteractivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora