Fortuna.

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-Hasta luego.-colgó la llamada, se encontraba de camino a su próximo entrenamiento.

Había decidido caminar, Kenny le estaba ayudando con los horarios, bajando su carga laboral, un verdadero alivio para Mikasa. Estaba algo entusiasmada, su móvil vibró dando aviso de la llegada de un mensaje encargado de informarle sobre la dirección a la que debía presentarse en la noche.-Porco.-pronunció el nombre de el tipo observando la tarjeta una última vez antes de guardarla, realmente esperaba que valiera la pena.

La molestia en su muñeca empeoró durante el entrenamiento, lo que ella suponía sanaría en cuestión de un par de días resultó ser una no tan leve torcedura, según la enfermera del instituto.

Isabel la obligó a ir a la enfermería después de notar como realizó un gesto de dolor en la práctica de saques.

-¿Cuánto demorará en sanar?-la azabache se dirigió desde la camilla a la enfermera, esperaba que el periodo de recuperación fuera corto para así poder jugar el siguiente partido.

-Si descansas adecuadamente esta semana... podrás jugar el próximo partido.-Isabel sonrió, después de todo no era tan grave.-Hablaré con Shadis, no podrás entrenar lo que queda de la semana.... oh y recuerda no esforzarte, podría empeorar.

-Gracias.-mencionó la azabache antes de salir por la puerta junto a la pelirroja que también agradeció las atenciones por parte de la enfermera, la mujer respondió con una leve sonrisa.

Ambas caminaron a la par hacia afuera del instituto, Isabel parecía algo inquieta, quería preguntar algo pero se debatía en si hacerlo o no.

Mikasa suspiró antes de hablar.

-¿Qué sucede, Isabel?-la pelirroja paró su andar.

-¿Por qué lo evitas?.-Mikasa no volteó, estaba a menos de un metro de distancia.

La azabache la observó de reojo.

-Es mejor así.

Isabel no le entendía ¿qué tenía de malo arriesgarse?

Ambas eran muy diferentes, la pelirroja no le temía a los nuevos sentimientos, a los más intensos e inolvidables, le gustaba vivir al límite de sus emociones hasta extasiarse de la vida en sí; pero recordó el pasado de Mikasa, algunas personas aman la exquisitez de lo simple, como el abrazo o el calor de una familia, tener un verdadero hogar o tan solo sentirse aceptada.

Pero... amar es vivir, ¿no es así?

-Jamás pensé que fueras así de egoísta.-Isabel habló con franqueza, no soportaba ver cómo las inseguridades y miedos encadenaban a Mikasa.-Le haces daño y lo sab-

-Basta.-se negaba a aceptarlo, pero muy en fondo sabia que se escondía algo o toda la verdad en las palabras de la pelirroja.-¿Qué podría ofrecerle alguien como yo?-Isabel intentó acercarse pero se detuvo al notar la voz apagada de la azabache.-No puedo... yo... no lo entiendes, el dolor que llevo en mi corazón, los traumas... todo esto... es algo que él no merece.

-Mikasa, yo-la azabache se marchó sin siquiera escucharla.

Isabel se quedó paralizada y estancada en el momento, el deportivo negro de su hermano se detuvo frente a ella pocos minutos después.

-¿Isabel?-Levi se acercó preocupado, ella levantó su mirada inundada de lágrimas.

-Y-Yo lo siento, s-solo quería ayudar pero la lastimé.-se cubrió el rostro con ambas manos antes de ser abrazada por Levi.

-Tranquilízate.-intentó calmarla acariciando su cabeza.

-Fui una estúpida... no debí decirle eso, el chico imaginó la razón de las lágrimas de su pequeña hermana, de alguna forma sabía que tenía que ver con Mikasa.

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⏰ Última actualización: Jul 24, 2023 ⏰

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Luz de luna. ~RIVAMIKA~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora