𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚 & 𝐔𝐧𝐨

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"ᴛᴇ Qᴜɪᴇʀᴏ"

 Igor me había traído a casa de Liam.

Al llegar lo primero que hice fue tomar una ducha para relajarme, había traído algo de ropa y quería estar cómoda, los malestares incrementaban, lo que significaba que me sentía mal la mayor parte del tiempo, hoy apenas pude comer lo necesario.

Me preguntaba que hacia él para no aburrirse aquí solo, era una casa realmente grande.

La parte arriba contaba con seis habitaciones, de las cuales solo conocía dos, su recamara y la oficina. Había echado un vistazo a las dos de al lado, las cuales eran habitaciones comunes y corrientes, otra de ella era un baño, y por último, la última habitación que estaba del lado izquierdo de las escaleras hacia el fondo.

Por alguna razón imagine que estaría trancada, pero no era así, encendí la luz. Esta habitación era diferente, había estanterías con montones de libros, una pantalla conectada a un Xbox, una mesa de billar y un futbolito.

Ya podía imaginar como pasaba el rato.

Tenía una extensa variedad de libros, y un cómodo sofá reclinable.

Me preguntaba si invitaba a sus amistades o solo era él. Iba a empezar por ojear cada ejemplar en este estante, pero escuche ruido proveniente de abajo.

Apague la luz de la habitación y cerré la puerta al salir, al darme la vuelta note su presencia terminar de subir las escaleras.

Iba vestido con pantalones negros de tela y camisa del mismo color, los primeros botones desabrochados y las mangas recogidas hasta su antebrazo.

Traía consigo un pequeño ramo de flores, tulipanes rosas.

— ¿Descubriste mi cuarto de juegos?

Afirme terminando de acercarme.

— ¿Por qué no me la habías mostrado antes?

Se encogió de hombros antes de pasar su brazo alrededor de mi cintura y unir nuestros cuerpos, besando mis labios, los cuales tenían un dulce sabor.

— Supongo que no había tenido oportunidad — balbuceo entre besos.

Me libero y me ofreció el ramo.

Mi corazón respondió al instante por tan hermoso gesto.

— Gracias — me puse de cuclillas para dejar un beso de agradecimiento en su mejilla. — Están hermosas.

— Idénticas a ti.

Toco mi mejilla con su pulgar antes de continuar su camino hacia la habitación.

Yo por otro lado baje las escaleras.

Sabía que había visto jarrones en alguna parte de la cocina, luego de rebuscar y rebuscar di con uno de color blanco. Tome unas tijeras y corte los tallos de los tulipanes hasta obtener un tamaño adecuado, los puse en la jarra con agua, los deje en el centro del desayunador, en donde quedaban perfectos.

Puse una mano en mi vientre y respiré hondo.

Esperaba poder sobrevivir a esto.

— ¿Cenaste?

Pregunte, tomando una postura normal al ver a Liam.

— No, estuve conduciendo por horas.

Paso a mi lado buscando no sé qué cosa.

— ¿Qué vas a querer?

Se detuvo un segundo, mirándome de reojo.

— ¿Por qué mejor no vas a la cama? Estas pálida — murmuro — no es necesario que hagas nada.

Clímax Donde viven las historias. Descúbrelo ahora