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Había pasado ya al menos un año desde que Lan Wangji y Wei Wuxian había comenzado a salir antes de acabar la carrera, y ahora, que finalmente tenían el título en mano, ambos habían empezado su tarea para conseguir trabajo en medio de una demanda laboral terriblemente abarrotado. Afortunadamente su relación marchaba viento en popa a pesar de que los últimos meses su tiempo para pasarla juntos se había visto notablemente reducido por obvias razones, entre ellas que Lan Wangji lastimosamente había estado fuera del país ya durante tres meses y contando, y eso no implicó en lo absoluto una separación, pues Wei Wuxian fue comprensivo en todo momento y hablaban por el móvil diario, con Lan Wangji asegurándose de decirle todos los días que le extrañaba por montones.

Se extrañaban, si, como nunca, eso ni negarlo.

Pero para su buena suerte, Wei Wuxian la había pasado de un lado a otro y ni tiempo le daba para bajonearse lo suficiente, había empezado a trabajar momentáneamente en la empresa del Tío Jiang en el departamento de publicidad y relaciones públicas.

El invierno finalmente había llegado con todo el frío que debía y justo ahora se hallaba de camino a un pequeño restaurante cerca de su hogar donde había quedado de verse con su hermana mayor quien estaba a nada de casarse formalmente. Aquello le picaba un poco el corazón, a pesar de que el prometido que tenía se había portado de maravilla, no había modo de borrar sus antecedentes, aunque había que admitir que su hermana lucía feliz y que hasta el momento él la había tratado como merecía.

Cuando entró en el pequeño local el aroma del café caliente le invadió por completo e inmediatamente quiso comprar uno, mejor si conseguía un capuchino espumoso con cajeta encima. Eran los mejores.

En un gabinete marrón pegado a la ventana, Yanli estaba sentada tecleando cualquier cosa en el móvil. El ojigris se acercó con suavidad y tomo asiento frente a ella con un mohín infantil decorando sus labios.

Yanli guardo el móvil en la bolsa y después sonrió enternecida. — ¿Cuántos años tiene Xianxian para seguir actuando así?

Wei Wuxian lo pensó antes de responder con una sonrisa y enseñando los dedos de sus manos. — Xianxian tiene tres años.

La contraria asintió riendo. — No lo dudo.

— Vale, mejor cuenta, ¿Cómo va todo con el pavo real? — inquirió el menor deshaciendo el nudo de la bufanda.

— Me preguntas lo mismo cada dos por tres y siempre te respondo lo mismo, bien, no hay nada por lo que preocuparse. — respondió Jiang Yanli.

— Lo sé, pero debo asegurarme — murmuró Wei Wuxian frunciendo el ceño mientras peinaba algunos mechones del flequillo detrás de sus oídos. Desde que salió de la universidad cambio el estilo de su peinado y ahora lo usaba sujeto a medias sobre su nuca con el resto suelto, eso sí, la cinta carmín seguía en su sitio como le era usual.

— Conste que casi ni me asomó en tu relación con el joven Lan — añadió Yanli con una sonrisa pícara.

Wei Wuxian se sonrojó ligeramente. — Bien Shijie, entendí, además después de la última platica que tuvimos me evite mis arrebatos pasionales.

— Lo sé. — en efecto, la última vez la mayor se había metido en el papel de madre responsable y se dió a la tarea de hablar con un muy sonrojado Wei Wuxian, los aspectos que debía tener en cuenta para una relación, claro que también le pidió que tratase de controlar sus impulsos cada que se veía con el Lan. Cosa que salió a medias bien.

— Aiyo, Shijie no se por quién me tomas — Yanli enarcó una ceja como si estuviese preguntando ¿Realmente quieres saber?

— Por nadie más que un hermano mío muy aventado.

Close the Door 彡 WangxianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora