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Cuando Yanli dijo familiar, Wei Wuxian debió suponer que con los Jin, iban a ser lujos despampanantes de por medio si o si. No es como si su hermana no mereciera tantas cosas, al contrario, sin embargo, creía tener la impresión de que tanto adorno le quitaba el encanto "familiar" que se buscaba, pero ni que hacerle.

La residencia oficial de los Jin había sido la elegida para llevar a cabo la famosa cena. Y tanto Jiang Cheng como Wei Wuxian estaban jodidamente de acuerdo en que la construcción brillaba más que el reflejo del cristal por las mañanas. Con tantos detalles dorados hasta en el suelo, los muros blancos y adornos innecesarios resaltando hasta en las mesas. A ninguno le incomodaba el lujo, para nada, no era nuevo, pero digamos que lo molesto era querer lucirlo hasta en los platos de la mesa.

Wei Wuxian ingresó al comedor principal caminando al lado de Jiang Cheng. — Me deslumbra tanto dorado — murmuró.

Jiang Cheng bufó. — No me lo recuerdes.

— Sigo sin creer que Shijie haya aceptado casarse con el pavo real — susurró de nuevo el ojigris con un puchero.

El menor de los Jiang no respondió, sinceramente se sentía contrariado. Por un lado, su hermana se casaba con un arrogante y engreído Jin que aún no había pasado todos los estándares de aceptación, y por otro su hermano se había liado con una estatua sin expresiones faciales, y sobrino de un hombre que era probablemente el más estricto de todo el instituto, a pesar de que esté parecía más decente, no le terminaba de caer bien, así que prefería guardarse sus opiniones para más tarde.

Wei Wuxian bostezó con pereza y estiró sus brazos hacia atrás flexionando los músculos de su espalda.

La recepción estuvo a cargo de Jin Guangyao, uno de los hijos ilegítimos del padre de Jin Zixuan – probablemente el único que había logrado obtener su apellido –, él muchacho era al parecer viejo amigo de Lan Xichen y a Wei Wuxian, pues no le caía del todo mal, pero de Lan Wangji no podía decir lo mismo.

La larga mesa estaba ocupada ya por los miembros más importantes de cada familia. En la cabecera Jin Guanshan sonreía mientras agitaba un abanico dorado adornando con peonías blancas, a su lado Madame Jin platicaba animadamente junto a Madame Yu y Yanli estaba sentada junto a su prometido en el extremo contrario, ambos luciendo radiantes y felices.

Una suave mano se posó en el hombro del ojigris antes de que pudiera entrar al salón.

— ¿Te acuerdas de mí? — preguntó la muchacha que le había tocado.

Wei Wuxian hizo memoria, que de por sí era mala. Luego sonrió ampliamente. — ¿Qin Su?

Ella asintió. Qin Su era una novia suya que había tenido en el primer año de facultad, era delgada, de pequeña estatura, y bastante inteligente.

— Aiyo, ha pasado un tiempo — exclamó el ojigris. — ¿Qué tal te ha ido?

— Bien, ¿Tú? — inquirió ella jugando con las manos.

— Bien, bien, después de la facultad todo va bien, ¿Sabes? Al menos el viejo ya no me grita en los pasillos de la universidad, no me levanto a las cinco y mi corazón está a salvo — respondió el ojigris riendo suavemente.

— Vale, supongo que te veo luego — murmuró ella, sus mejillas rosadas.

Wei Wuxian asintió. Él solo iba a despedirse con una reverencia, nada más, sin embargo, nada lo preparó mentalmente para semejante beso que le plantaron. El alma del ojigris se hundió y solo atinó a empujar a Qin Su por los hombros. — Qin Su, no hagas eso de nuevo, yo... Estoy saliendo con alguien más. — y como si ese alguien hubiese sido invocado por una fuerza superior, un escalofrío recorrió su espalda.

Close the Door 彡 WangxianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora