Cap.6 Remordimientos

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Un sonido agudo interrumpió su sueño. "Puto despertador", es lo primero que piensa. Sin abrir los ojos, saca el brazo del calor de las sábanas y busca a tientas el teléfono para parar la alarma. Arrastra el dedo por la pantalla pero el sonido martilleante no cesa. No le queda más remedio que abrir los ojos y comprobar que, lo que había alterado su sueño, era una llamada de un número que no conocía.

— ¿Sí? — dijo con la voz ronca.

— ¿Danara? — no reconoció la voz, cosa que le cabreó aún más. Si le buscaban en su día libre para algo de trabajo, iba a llamar a Ángel y formarle un buen pollo.

Tenía resaca y no había dormido casi nada debido a que unos ojos ámbar alteraban su conciencia.

— ¿Quién es?

— Siento molestarte, pensé que sería buena hora — consultó el reloj y vio que eran las 2 del mediodía.

— Sigo sin saber quién coño eres — dijo llegando a su límite.

— ¡Ah, claro! Soy Laura.

— ¿Quién? — frunció el ceño.

— Laura, la novia de Alba, tu compañera. Nos conocimos anoche en...

— Sí, sí, ya sé quién eres — sintió una punzada en el estómago que le despertó por completo— . Y, ¿a qué se debe tu llamada? No es por sonar borde, pero es raro que me llames tú. Espera... ¿Le ha pasado algo a Alba?

— No, no, tranquila, está todo bien. Ha sido idea mía llamarte, ella no lo sabe. Es más, seguro que me mata si se entera — dijo bajando un poco la voz.

— ¿Entonces? 

— Quería invitaros a ti y a Lucía a un concierto que doy esta noche en un pub pequeñito del centro.

— Ah. ¿Por qué? — fue lo único que se le ocurrió ante aquella idea absurda. ¿Qué pintaba ella en un concierto de la novia de su compañera, a la que odiaba?

— Bueno, sé que Alba y tú habéis tenido un desencuentro, pero te aseguro que si le das una oportunidad verás que no es mala tía. Solo es un pelín obsesiva y a veces puede sacarte de quicio con sus normas y su modales, pero es todo corazón, y este trabajo es su vida. Desde pequeña soñó con ser policía. Sé que podríais encajar a la perfección si os dais la oportunidad, se ve que ambas amáis vuestra profesión.

— A ver, para el carro. Estoy recién levantada y me estás aturrullando — la cabeza le iba a mil. ¿Debía aceptar? ¿Quería acercarse más a su compañera? ¿Qué pintaba Lucía en todo esto? ¿Qué opinaría Alba?—. No sé si podré, la verdad, y tampoco sé los planes de Lucía —trató de excusarse.

— Tranquila, he hablado con tu novia primero, y me ha dicho que si tú querías ir, por ella no había problema — respondió rápidamente.

— ¿Qué? ¿Mi novia? — no entendía nada y no sabía si reír o enfadarse.

— Se os ve muy bien, oye. A veces echo de menos esa pasión de los principios, pero bueno. Son etapas que pasan, así que aprovechadla bien — le oyó reírse.

— ¿Problemas en el paraíso? — una pequeña sonrisa se le escapó al pensar que la rubia se encendía con ella y con su novia no.

— Exceso de responsabilidad diría yo, últimamente solo hay tiempo para el trabajo. Por eso quiero que liméis asperezas. Eso tal vez ayude a Alba a relajarse un poco.

— Alba necesita una buena... Quiero decir... Que a lo mejor no es buena idea, como bien has dicho, no estamos en buenos términos.

— Por favor, Danara, solo una copa antes del concierto. Si después no queréis quedaros, no pasa nada.

La chica de las rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora