Cap.7 "Espacio"

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Se lo merecía, había caído en el juego otra vez y merecía aquella humillación. Se había dejado vencer por los celos. En lugar de estar apoyando a su novia en los momentos previos a su gran debut, estaba allí, agarrada a la barra, sola, con el fantasma de los labios de Danara cerca de su cuello. Se sentía miserable, pero cuando la morena estaba cerca su cuerpo tomaba el mando, convirtiendo en una odisea el tener el control sobre sus actos. Acababa exhausta cada vez que tenía un encontronazo con ella. Se odiaba en aquel momento por encima de todo, odiaba ser tan débil, tan primaria.

- Ey - la voy de Laura le sobresaltó.

- Ey.

- Amor, te estamos esperando para brindar, Lucía ha pedido una botella de cava para agradecernos la invitación - los ojos claros le estudiaban.

- Vaya, no tenía que molestarse - le rehuyó la mirada.

- Cariño, ¿te pasa algo? Estás sudando - le puso una mano en la frente para comprobar su temperatura-. No, fiebre no tienes.

- Tranquila, estoy bien, es que aquí hace demasiado calor - le acarició la cara para que se despreocupara-. No te preocupes por mí, vamos a brindar por el éxito que va a ser este concierto - se acercó para darle un suave beso en los labios.

- Eres tan bonita - otro beso-. Gracias por estar aquí conmigo y por ayudarme siempre a pelear por lo que quiero.

- Es que eres muy buena, el mundo tiene que conocerte.

- Prométeme una cosa - la rubia le miró intrigada-. Salga como salga, me querrás igual - soltó una carcajada.

- Eso ni lo dudes, además, estoy segura que esa gente no va a olvidarse de tu nombre en cuanto te escuchen cantar, como me pasó a mí, ya sabes...

- Alba... Te quiero tanto - le abrazó muy fuerte, haciendo que se le encogiera el corazón. Tuvo que aguantar y apretar fuerte los dientes para no echarse a llorar como una niña pensando en el daño que podía hacerle.

- Necesito ir al baño un segundo, ¿vale? Espérame en la mesa con las chicas.

Fue a refrescarse y a respirar un momento. Le habría gustado decirle que ella también le quería, mucho, porque realmente era así, pero su cuerpo solo gritaba "Danara", y sentía que sería un gesto muy falso.

Laura llegó a la mesa emocionada por el momento íntimo que había vivido con su novia.

- ¿Va todo bien? - preguntó Danara al darse cuenta de que llegaba secándose las lágrimas.

- Sí, sí, sí, es que Alba me toca la fibra sensible, y eso unido a los nervios, pues me vuelvo una dramática - soltó una carcajada, a la que se unió Lucía-. Bueno, vamos a llenar las copas mientras viene la señorita.

Danara no pudo evitar sentir una punzada en el estómago. No sabía por qué, desde que llegó Alba a su vida, ese pinchazo le acompañaba a menudo. La vio acercarse desde el baño, seria, y recomponerse justo antes de acariciar la espalda de Laura al llegar a su altura.

- Bueno, ¿hacemos ese brindis? - preguntó con una sonrisa.

La canaria notó que no era una sonrisa real, sus ojos estaban más vacíos que de costumbre, pero no dijo nada. Cogió la copa y la alzó, siguiendo el protocolo.

- Por que todo sea un éxito - dijo Lucía-, y gracias por invitarnos.

- Por que se cumplan tus sueños como te mereces - dijo la rubia besando a la cantante en la frente.

Para cualquier persona habría pasado desapercibido, pero para la isleña no. Alba arrugó el entrecejo y apretó los labios contra la piel contraria. Estaba pidiendo perdón sin palabras. Sus ojos se llenaron de lágrimas por un segundo, hasta que las apartó pestañeando con fuerza. Pudo ver su cara de culpabilidad, ella sabía muy bien detectar eso en las personas, por algo era la mejor en su trabajo. Una mezcla de rabia y pena se mezcló en su pecho y no se dio cuenta de que todas las presentes estaban esperando su brindis.

La chica de las rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora