Descubiertos ( 8 )

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Esto es aburrido.

Resonó en mi mente por undécima mientras acomodaba algunos productos nuevos que habían llegado.

No pedí tu opinión, así que cállate.

Respondí a aquella irritante voz antes de dirigirme a la caja registradora, observando atentamente a los nuevos clientes que se adentraban al local de tamaño mediano.

_Nuevamente me disculpo por llamarte antes de tiempo_dijo aquella señora de cabellos cortos negros y piel blanca, quien descansaba sentada en una silla.

_No es nada Chen, nos ayudó mucho a Eddie y a mí, además de dejarme trabajar para usted sin tener mucha experiencia_respondí dedicándole una sonrisa sincera antes de atender a una cliente.

¿Por qué hacemos esto?

Para pagar un favor y además obtener dinero.

¿Para qué?

Para poder pagar lo que te comes, por ejemplo.

Rodé los ojos algo exasperada por sus constantes intervenciones.

_Listo, aquí tiene su cambio, espero y tenga una buena tarde_le deseé lo más cortes que pude a la chica, viéndola marcharse de reojo.

_¿Qué tal te ha ido luego de lo de...ya sabes...esa persona?_preguntó mirándome como una madre lo haría y es que más o menos así la veía, como un familiar cercano al cual terminé contándole sobre aquella estúpida relación.

¿A qué persona se refiere?

No seas chismoso y ni se te ocurra mirar en mis recuerdos.

_Bueno, como ya le había contado han pasado meses y..._hice una pequeña pausa acomodando los billetes en la caja resgistradora_¡Todavía me arrepiento de no haberlo golpeado más fuerte en los testículos!_exclamé con cierta ira apretando mi puño, cosa que al parecer le hizo gracia, pues una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

_Sigues igual de violenta que cuando te conocí_comenta limpiando sus lentes de cristal transparente con una de sus mangas_¿Has estado meditando?

_No, y no funciona.

_Eso es porque te impacientas.

_No, no funciona porque el estúpido rockero de mi vecino siempre está poniendo a máximo volumen su estúpida música_repliqué cruzándome de brazos como una niña caprichosa.

_Eres igual de testaruda que tu hermano.

_En algo teníamos que parecernos ¿no lo cree?_refuto divertida, mirando la hora en mi celular.

_Ya has terminado por hoy, no pienso hacerte trabajar hasta altas horas de la noche, además sé que trabajas en las mañanas_dijo compasiva, levantándose con cierto pesar de la silla y por lo que pude notar se encontraba más exhausta que de costumbre.

_De hecho hoy me tomé libre la mañana y estoy lo suficientemente enérgica como para trabajar hasta la hora de siempre, usted en cambio debería irse a descansar, yo me haré cargo de cerrar la tienda y dejarlo todo en orden, no se preocupe_aseguro sonriente, tratando de transmitirle un poco de paz.

_No puedo hacer eso, no tengo dinero para pagarte horas extras.

_No es necesario, has hecho mucho por nosotros y sabes que te veo como parte de mi familia, así que por favor vete a descansar o te llevaré yo misma a tu casa_le advertí con expresión seria, pues ella en este corto período de tiempo me conocía lo suficiente como para saber que no bromeaba.

Tú, eres mía |Venom|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora