Tú, eres mía |Venom|

"Por idiota" (17)

Ok, puede que esta no haya sido una buena idea después de todo.

Pensé al observar desde la ventana del apartamento una ambulancia estacionarse justo frente al edificio en el que mi mejor amiga vivía.

— Eeeeh ¿Annie? . — La llamé alarmada.

Tal vez simplemente me estaba volviendo algo paranoica tras la loca idea que se me había ocurrido sugerir hace menos de veinticuatro horas. Después de todo y pensándolo mejor ¿qué probabilidades hay de que esa ambulancia venga a por mí? O sea, las demás personas del edificio tienen también derecho a enfermarse ¿No?

Yo creo que no.

La inconfundible voz de Venom no tardó en resonar en mi cabeza.

No me digas eso.

Respondí tragando grueso. Odiaba los hospitales.

Mi amiga había logrado tras un par de llamadas en la mañana escaquearse del trabajo por varios días. Vaya suerte que tenía, lo que me recordaba que no me había puesto en contacto con Chen para informarle que no podría ayudarles en la tienda por un tiempo.

Rápidamente tomé mi celular y le envié un mensaje sin dar muchas explicaciones al respecto.

¿No vas a informarle a tu jefe del restaurante?

Nah, doy por sentado que me despide.

— Ya está todo listo — escuché decir a Annie desde la otra habitación.

—¿A qué te refieres con eso... exactamente? — cuestioné encaminando mis pasos hacia ella. Descansando uno de mis brazos sobre el marco de la puerta.

— Aquí tienes todo lo que necesitarás mientras estés en el hospital — dijo orgullosa, señalando una maleta negra de asas rojas tamaño mediano.

— Y hablando de hospital — hago una breve pausa — , curiosamente hay una ambulancia frente al edificio — comento lo más casual — . Que casualidad, ¿verdad?.

— Vaya, llegaron más rápido de lo que pensé.

— Sí, porque ya me estaba asustando pensando que...¡Espera! — abrí los ojos como platos en cuanto mi cerebro procesó completamente sus palabras — . ¿¡Tú la llamaste?! .

Te lo dije

¡No puede ser!.

— Vamos, o los de la ambulancia sospecharán — apremió tomando la maleta para actoseguido salir de la habitación.

Todavía no puedo creer que haya mandado a llamar una ambulancia.

¿Y te sorprende?

Hice una mueca ante aquella pregunta siguiendo a Annie hasta las escaleras.

Lo peor es que no.

— Espera un momento . — Se  detuvo abruptamente en el primer escalón para actoseguido girarse hacia mí — ¿Piensas bajar así?

Enarqué una ceja antes de cuestionar confundida :

— ¿Así cómo?

— Así, tan normal — explicó señalándome — , te recuerdo que se supone que estás enferma.

— Cierto — apreté la mandíbula por unos segundos. No me gustaba para nada ser la enferma del plan — , ¿y qué se supone que tengo?

— Cuando llamé dije que tenías un fuerte dolor de estómago, así que comienza a improvisar.

— ¿Es enserio?

Cuestioné ingenuamente, pensando que se echaría a reír y me diría que iríamos tranquilamente al hospital, como hace la mayoría de las personas que van a ver al doctor.