喜び

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Y en el último momento
dime mi nombre a la cara.

Cambié de posición con Sakura poniéndola debajo mío. Sus piernas se encontraban abiertas mostrándome toda su feminidad, y no podía evitar verla de forma descarada. Terminé por quitarme las prendas sobrantes, en cuanto ella posicionó su mirada en mi miembro el color de su cara se enrojeció.

-¿Algo que decirme Sakura?- ante mis palabras se tapo el rostro sonrojándose aún más. Me reí en mis adentros, no importa cuanto tiempo pasará, seguía siendo la misma niña.

Me incliné hacia ella marcando cada línea de su cuerpo con mis manos. Comencé por las piernas, subiendo cada vez más hacia su abdomen y pechos. En un principio tenía pensado hacer todo rápido e irme, pero era imposible. Desde el primer tacto de nuestros cuerpos sentí la necesidad de no dejar pasar un centímetro de su piel sin volver a explorarlo. Quería saber qué había cambiado en ella, o revivir lo que ya conocía bien.

Mis labios pasaban por su cuello sin besarla, provocando más ansiedad de su parte. Quería verla pedirme más, que me rogara por continuar, me negaba a pensar que mí Sakura ya no me deseara, o peor aún, prefiriera a otro. Poco a poco ella comenzó a tomar un poco de control, noté cómo buscaba mis labios con los suyos, cuando estuvo a punto de alcanzarlos tuve que detenerla.

-Nada de besos Sakura- trataba de sonar lo más serio e intimidante que pudiera.

-Y lo que estabas haciendo en mi cuello ¿qué era?-

-Es diferente, un beso en los labios es más cercano- y es que aún en esta situación debía tener la cabeza fría y no dejarme llevar por mis emociones.

No me contesto, sabía que la había herido pero no podía hacerle ilusiones. Ya había cometido ese error en el pasado y me costo verla llorar por mi.

-¿Y qué pasa si te logro besar? No me quitarías, ¿cierto?-

-Ya dije "no" y entre los dos sabemos que jamás podría ganarme en fuerza, eso ya lo viste esta tarde- su ceño se frunció.

-Entonces es un reto Uchiha- su mirada cambio completamente y comenzó a mover sus manos acariciando mi espalda.

Me había desacostumbrado a que alguien me contradijera, y más en las mujeres. Todas eran tan sumisas como cualquier otra aprendiz de Orochimaru. Pero con Sakura todo era complicado, sus emociones era explosivas, pero supongo que después de todo eso fue lo que me gustaba.

Ya había perdido mucho tiempo en pláticas, así que volví a saborear sus pechos, mientras disfrutaba como acariciaba mi espalda. Con mi otra mano bajé hacia su clitoris y comencé a masajearlo de forma suave. Sentía como poco a poco se volvía a mojar, y para retener sus gemidos besaba o mordía mi cuello. Algo en mí parecía quemarse, y no en un sentido metafórico. La marca de maldición se extendió de mi cara hasta mi pecho y poco a poco iba sintiendo como mi chakra aumentaba al igual que mi excitación.

Me separé lo suficiente de ella para poder introducir un dedo en su vagina. De su boca salió un gemido que se parecía más a un suspiro de alivio, se seguro ya estaba desesperada por más. No perdí el tiempo e introduje otros dos de golpe, sus espalda se arqueó ante el cambio tan repentino, pero no tardo en adaptarse y comenzar a mover sus caderas por inercia.

Continué con el movimiento, pero debido a que toda su cuerpo se estaba contrayendo ignoró que yo estaba cambiando. Normalmente mi control en la marca era perfecto, pero me sentía tan fuera de mis casillas como cuando éramos niños. Sacaba y metía mis dedos con fuerza, lo más profundo que pudieran llegar. Estaba tan mojada que se podía escuchar el choque sólido con líquido en su entrada. La imagen era simplemente perfecta, notaba como unas pequeñas gotas de sudor se formaban en su cuerpo. Su vagina apretaba mis dedos con fuerza, mientras ella estaba tensa, aumente el ritmo y por fin tuvo el primer orgasmo de la noche.

Nuestra dolorosa historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora